Prórroga al etanol: Sectores advierten que es un paliativo
El Ministerio de Energía y Minas (MEM) aplazó hasta mediados de 2026 la mezcla obligatoria de etanol con gasolina. Actores de la industria señalan que la medida no resuelve los problemas de fondo y urgen a instalar mesas técnicas para un debate real y propuestas viables.
Redacción
La mezcla obligatoria de etanol con gasolina, prevista inicialmente para enero de 2026, será postergada hasta el segundo semestre de ese mismo año. El ministro Víctor Hugo Ventura argumentó que el nuevo plazo permitirá realizar inversiones en terminales de importación y estaciones de servicio, así como desarrollar una campaña de comunicación para informar a la población.

Sin embargo, distintos sectores advierten que la medida no pasa de ser un simple paliativo. La verdadera discusión —señalan— debe darse en mesas técnicas donde se aborden los retos estructurales que Guatemala aún no ha resuelto: falta de infraestructura de mezcla, transporte especializado, laboratorios de control de calidad y personal capacitado para manejar la distribución.
El reglamento de la Ley de Alcohol Carburante existe desde 1985, pero ha sido postergado por sucesivos gobiernos. Ahora, con una nueva prórroga, persisten las dudas sobre la viabilidad real de su implementación. Importadores de vehículos, distribuidores y representantes de la industria subrayan la urgencia de abrir un debate técnico serio, con propuestas concretas que vayan más allá de los anuncios oficiales.
Aunque estudios internacionales señalan que una mezcla inicial de 10% de etanol (E10) con 90% de gasolina reduce emisiones contaminantes y mejora la calidad del aire, la preocupación en Guatemala se centra en la falta de estudios locales que evalúen su impacto en los motores, especialmente en un parque vehicular dominado por autos usados y de segunda mano.
El temor de los sectores involucrados es que la improvisación termine por trasladar los costos a los consumidores y genere un escenario de vehículos dañados justo en un año electoral. La prórroga puede aliviar la presión inmediata, pero no resuelve el fondo del problema: la ausencia de planificación y de un debate técnico transparente.