¿Persecución por defender la “democracia”?
Por Julio Abdel Aziz Valdez
Si acaso el argumento de que son lideres comunitarios y “mayas” no fuera suficiente, lo debería ser el del beneficio social intangible que es: la lucha por la democracia, o sea, el bloquear carreteras y en el transcurso de esto, amenazar, agredir, insultar a sus propios vecinos y otros, pues debería ser considerado como males menores si de la democracia se tratara.
Esto me asemeja a los comunicados de la guerrilla en los años mas cruentos de la guerra, todo se vale si se hace en nombre de la revolución. A ver, debo imaginar cómo se está organizando la defensa de aquellos que han sido detenidos y luego consignados por los eventos que afectaron a millones en el 2023.
Ojo: ellos no hicieron posible que el actual presidente haya tomado posesión, en ese momento aun no había pruebas suficientes para demostrar el fraude electoral, el objetivo era hacerse con el poder del Ministerio Público para que no siguiese investigando, lo que obviamente no lograron, pero fueron muy eficientes en paralizar la economía, generar pérdidas y molestias a toda la población.
Regresemos al inicial: la defensa narrativa, la consigna de lucha, la clave para ganar la opinión pública, y es que es obvio que se cometieron delitos, pero para la izquierda etnicista y pro gobiernista, el lugar en donde se ubicaron las personas en la vía pública es la diferencia. Pongámoslo así, si se estaba atrás de las llantas ardiendo en fuego defendían la democracia y si se estaba enfrente, pues eran a los que cordialmente les invitaban para estar del otro lado. Claro con ello no se perjudicaba a los de a pie sino a la Fiscal General, imaginen tal grado de locura.
Los que defienden a los implicados, que por cierto hacen falta muchos más responsables, siguen sosteniendo que los bloqueos eran dirigidos a la autoridad no contra los transeúntes, con todo y que estos fueron los que quedaron por horas sumidos en la desesperación. No puede haber defensa jurídica que se base en la interpretación ideológica de lo que sucedió aquellos días, y más cuando le agregan el otro componente, el racismo.
No existe racismo en la acusación, captura y luego procesar a los implicados, ya que en ninguna parte del referido proceso hace referencia a la identidad, real o inventada, de los acusados. Es más, esto no es necesario porque a nadie se le puede señalar a partir de ello sino a partir de sus acciones. La defensa de la democracia es la narrativa, excusa, slogan, vaya hasta el discurso, pero falta determinar, y ojala así sea, quiénes estuvieron detrás cuanto es lo que pagaron para que los hoy implicados hayan salido a hacer lo que en ese momento, ellos mismos sabían que era un delito y grave.
Solo deseo que esta gente tenga las garantías procesales, y que sirva de escarmiento para quienes cobrando dinero perjudican con sus acciones a quienes salen todos los días a ganarse la vida. Es hora de poner un hasta acá a los manifestantes profesionales.
