El quetzal: símbolo de libertad
Este 5 de septiembre, Día Nacional del Quetzal, Guatemala celebra a su ave nacional, un emblema que trasciende lo natural para convertirse en historia, mito y símbolo patrio.
Redacción
El quetzal no solo adorna el escudo y la bandera, también habita la memoria de los pueblos originarios, que lo veneraban como mensajero de los dioses y guardián de la libertad.
En tiempos prehispánicos, el quetzal era considerado un ser divino. Para los mayas, sus plumas verdes simbolizaban la vegetación, la vida eterna y la conexión con el cielo.
Eran utilizadas en tocados ceremoniales de sacerdotes y gobernantes, pero bajo un principio sagrado: el ave no debía ser sacrificada, solo se extraían las plumas y luego se le liberaba.

En la tradición quiché, el quetzal está ligado a la figura de Tecún Umán, el último príncipe que se enfrentó a los conquistadores españoles. Según la leyenda, al caer en batalla, un quetzal se posó sobre su pecho, tiñendo sus plumas de rojo como símbolo de sacrificio y libertad. Este relato consolidó al ave como representación del espíritu indomable del pueblo guatemalteco.
De la historia a la patria
Tras la Revolución Liberal de 1871, el quetzal fue declarado ave nacional de Guatemala y colocado en el escudo de armas, posado sobre el pergamino de la independencia. Más tarde, en 1925, su nombre dio vida a la moneda nacional, reafirmando su presencia en la cotidianidad de los guatemaltecos.
Hoy, el quetzal sobrevive en los bosques nubosos de las Verapaces y las montañas de occidente, aunque su hábitat está amenazado por la deforestación y el tráfico ilegal.
Espacios como el Biotopo del Quetzal buscan garantizar su conservación, recordando que defender al ave es también proteger el legado cultural e histórico del país.