Cultura de Defensa
Cnel. (J) y Dr. Jorge Antonio Ortega Gaytán
La cultura de defensa en Guatemala principia con la iniciativa del Ministerio de la Defensa a mediados de 1986, con la consolidación del Centro de Estudios Estratégicos Nacionales. Este tenía como objeto medular, involucrar a la sociedad guatemalteca de las diversas tendencias ideológicas y organizaciones existentes en dicha época en el territorio nacional en el conocimiento de los esfuerzos de la defensa. Los cursos impartidos convocaron a los líderes civiles y militares con proyección y/o comando, para lograr una integración integral de los guatemaltecos con el quehacer de la defensa como una obligación del Estado y una responsabilidad de la nación.
De hecho, la Constitución Política de la República de Guatemala en su primer artículo consigna que: “El Estado de Guatemala se organiza para proteger a la persona y a la familia…”[1]; lo cual le da legitimidad a la generación de políticas públicas para fortalecer la defensa de lo guatemalteco. Para reforzar el concepto, en el Arte de la guerra de Sun-Tzu que estipula que “… la defensa, es de importancia vital para el Estado. Es un asunto de vida o muerte.”[2]. así se puede seguir nombrando escritores clásicos en la doctrina de la defensa y, la implementación de una cultura de defensa; que en el caso de Guatemala fue a través de conferencias, cursos y diplomados que constituyeron el crisol de la comunidad de defensa.
Luego del lanzamiento del Libro la Defensa Nacional de la República de Guatemala, el ejercicio académico se traslada al CESDENA, (hoy COSEDE), graduando a más de treinta promociones, manteniendo la matriz fundamental del conocimiento de la defensa entre civiles y militares.
El crecimiento de la comunidad de defensa fue abriendo brecha en el ámbito universitario que permite hoy, a los participantes de los cursos de Altos Estudios en Seguridad y Defensa, optar por una maestría en dos universidades privadas, lo cual expande el ámbito de accionar de los graduandos en cuadros de mando de la institución militar, la administración pública y privada.
Al tener el libro de la defensa, la política de defensa y comunidad de defensa, se dio inicio a consolidación y divulgación de la cultura de defensa por medio del ámbito mediático para la población en general, en lo particular, para los integrantes de la comunidad de defensa y, en los diversos cuadros que conforman el Ejército de Guatemala, involucrando a todas las fuerzas de aire, mar y tierra.
Se hace necesario profundizar en lo que respecta a la cultura desde lo teórico-doctrinal. “La cultura como producto social, es la suma de valores, creencias, actitudes y modos de comportamiento prevalecientes de una sociedad en un momento determinado, lo cual es trasmitido a las generaciones en el curso histórico de su convivencia social”[3]. Por lo tanto, la cultura de defensa manifiesta el conocimiento, el interés y el deseo en el ámbito de la seguridad y la defensa, en donde todos los actores de la nación participan, promoviendo el compromiso en el todo que hacer de la defensa de todo lo guatemalteco y la libertad.
Pero lo anterior es una mezcla de varios indicadores como el arraigo por nacimiento, la pertenencia a lo nacional, la identificación con la historia oficial de glorias y sinsabores de pasado nacional y sobre todo, la consolidación de los intereses nacionales por medio de los objetivos nacionales permanentes y dinamizar el proyecto de nación para las próximas generaciones, en un ambiente de paz, seguridad y defensa.
Limitando el espacio a las amenazas tradicionales, la asimetría de las actuales y futuras, promoviendo la cultura de defensa. Esto se logra irradiando un proceso participativo donde todos (hombres y mujeres), sin excepción alguna, aporten visiones de variantes y alternativas para proteger lo nuestro… ¡lo guatemalteco!
Lo anterior, es un nuevo prototipo multifuncional de las relaciones del Estado- sociedad, que tiene como corazón la comunicación asertiva en doble vía, logrando a su vez lanzar puentes permanentes entre gobernados y gobernantes, este tipo de comunicación genera confianza de la cual deriva la seguridad de que se tomó la mejor decisión política para lograr las metas y objetivos para ir diseñando una cultura de defensa sólida, eficiente y eficaz.
Los actores civiles como gubernamentales están comprometidos a reunir los intereses nacionales y determinar la prioridad, hacer de ello un esfuerzo nacional como un todo, que permita eliminar la incertidumbre de las amenazas potenciales, que siempre van a existir. Logrando esparcir los conceptos básicos de defensa en la nación, se diluyen, se establecen los temores y se cimientan la paz interna y externa, se fortalecen los tratados de cooperación y amistad con las repúblicas vecinas, logrando como fin único en progreso permanente de Guatemala y de la región.
El conocimiento de lo que representa la cultura de defensa evita de entrada, la improvisación en algo tan delicado como es la defensa del Estado y la nación. Las decisiones en este ámbito de oficio deben ser colegiadas. No se puede jugar con las probabilidades de la suerte, en necesario diseñar un andamiaje flexible que pueda responder de inmediato a cualquier amenaza que se cierne en el horizonte nacional.
En la obra del Contrato Social de Rousseau, enuncia que la refundación del Estado y la revolución educativa “nuevos saberes”[4], hace posible que el individuo se forme como un ser integral que desarrolle en lo individual y en lo colectivo la propuesta de una paz perpetua. Desde una visión pedagógica “solo si se educa a los hombres de una manera radicalmente diferente, podemos alimentar la esperanza de que las relaciones sociales se transformen en favor de las comunidades justas y armoniosas”[5].
Rousseau, asegura que la educación[6] es primordial para formar buenos ciudadanos; el conocimiento de sus raíces, la historia de sus comunidades, dándoles los valores sustanciales de civismo y amor a la patria. Con una base sólida como esta, será muy fácil para los conciudadanos la construcción de una voluntad de mayores alcances con propios sentimientos para fortalecer la convivencia evitando mantener la fragilidad de la paz.
El ser humano esta obligado a vivir en sociedad, en la cual debe recuperar su transparencia y evitar el honor sin virtud, la razón sin sabiduría y el placer sin dicha. Por lo tanto, afirma Rousseau, que ese hombre educado y nuevo en el amplio sentido de la palabra estará vacunado contra los vicios sociales.
A manera de conclusión: Los esfuerzos iniciados en 1986 por iniciativa del Ministerio de la Defensa con respecto a la cultura de defensa están superando las expectativas que se proyectaron en el otoño del siglo pasado. Por una lado en el ámbito académico[7] y en lo político no se diga, gracias al posicionamiento de egresados de la maestría en Altos Estudios en Seguridad y Defensa, complementado por becas en el extranjero en diferentes latitudes.
La cultura de Defensa es un compromiso de crecimiento permanente y renovado a nivel hemisférico, regional y nacional, que involucra al Estado como un deber inamovible y, una responsabilidad de todos los guatemaltecos. ¡como un solo corazón! En un esfuerzo conjunto en la defensa de lo guatemalteco, por siempre y sin excusa alguna.
La Nueva Guatemala de la Asunción, agosto de 2025
[1] Artículo primero de la Constitución Política de la República de Guatemala (1985) Tipografía Nacional. Guatemala., p. 4.
[2] Tzu, S. El Arte de la Guerra (1986) Editorial del Ejército. Guatemala., p.5.
[3] Libro de la Defensa Nacional de la República de Guatemala (2003) Centro Impresor PS. Guatemala. ,p. 59.
[4] Savater, F. El valor de Educar. (1997) Editorial Ariel. S. A. Barcelona., p. 24.
[5] Santiago, T. La paradoja de Hobbes, la construcción de la idea moderna de la Guerra. (2010) El Centauro. México., p. 109.
[6] Ortega , J. Metamorfosis de la educación. (2021) Columna Cronos. Diario de Centroamérica. 2 de noviembre. Guatemala., p. 9.
[7] Ortega, J. La Transformación de la educación en el Ejército de Guatemala. (2023) Columna Cronos, Diario de Centroamérica. 14 de agosto. Guatemala., p. 9.
