Estancamiento en la ejecución del presupuesto y la inversión pública
A mitad de año, los números reflejan una preocupante realidad: el Estado apenas ha logrado ejecutar el 34.65 % del presupuesto general, y solo cuatro de los 14 ministerios han superado el 40 % de ejecución. Esta situación no solo revela ineficiencia operativa, sino que pone en duda la capacidad institucional para traducir recursos públicos en bienes y servicios tangibles para la población.
Redacción
Las carteras de Gobernación, Educación, Salud y Trabajo lideran la lista con niveles de ejecución más altos, aunque sus cifras siguen lejos del ideal. Estas dependencias, caracterizadas por gastos rígidos como el pago de planillas, tienden a mostrar mayor dinamismo presupuestario.
Sin embargo, el panorama cambia radicalmente en ministerios clave para la inversión, como Agricultura, Comunicaciones, Cultura y Ambiente, cuyas ejecuciones no superan el 28 %, y en algunos casos, rondan apenas el 24 %.
Más allá de los porcentajes, el debate se centra en la calidad del gasto público. Aunque el Ministerio de Finanzas destaca que se ha superado en términos absolutos la ejecución de gobiernos anteriores —con Q62,800 millones gastados al primer semestre—, el verdadero desafío radica en cómo y en qué se están usando esos recursos.
La baja inversión en infraestructura, por ejemplo, frena la generación de empleo, encarece la logística del comercio y limita el acceso a servicios básicos en el interior del país.
El problema, según análisis económicos, no es solo de ejecución, sino de diseño institucional: la ausencia de metas claras, la falta de planificación estratégica, los cuellos de botella normativos y la débil rendición de cuentas perpetúan un modelo de gestión ineficiente. Esto se traduce en gasto sin resultados y crecimiento sin desarrollo.
La administración actual ha reconocido que cada ministerio es responsable de su ejecución y ha enfatizado el compromiso con la transparencia. No obstante, el enfoque por resultados sigue siendo débil, y las metodologías de evaluación, obsoletas o poco aplicadas.