Guatemala evita el término “tercer país seguro”, pero acepta tareas clave de control migratorio para EE.UU.
Arévalo niega que Guatemala sea “tercer país seguro”, pero el acuerdo con EE. UU. incluye control biométrico, vigilancia en aeropuertos y recibir migrantes centroamericanos, como nicaragüenses.
Redacción
Aunque Arévalo insiste en que Guatemala no ha firmado un acuerdo como “tercer país seguro”, el reciente memorando con Estados Unidos retoma elementos sensibles del tema migratorio. El gobierno asegura que se trata únicamente de cooperación en seguridad aeroportuaria y fronteriza, pero las implicaciones van más allá del lenguaje diplomático.
Durante una conferencia de prensa este viernes 27 de junio, Arévalo sostuvo que el acuerdo —firmado junto a la secretaria de Seguridad Nacional de EE. UU., Kristi Noem— busca reforzar la capacidad del país en vigilancia y detección de amenazas, incluyendo el uso de datos biométricos, tecnología y capacitación estadounidense.
“No es un acuerdo migratorio, no tiene nada que ver con tercer país seguro”, reiteró.
Sin embargo, el concepto de tercer país seguro —rechazado por organizaciones de derechos humanos y criticado por diversos sectores en el pasado— implica que un país reciba a migrantes o solicitantes de asilo en lugar del país de destino (en este caso, EE. UU.), bajo el argumento de que ofrece condiciones mínimas de seguridad y protección.
Si bien Arévalo afirma que ese no es el caso de Guatemala, el memorando sí contempla la identificación y contención de viajeros considerados de “alto riesgo” antes de que salgan del país.
El gobierno también dejó entrever que el país mantendrá cierto tipo de colaboración para recibir temporalmente a ciudadanos centroamericanos, especialmente nicaragüenses, que huyen de contextos represivos.
Aunque el presidente señaló que esta política es distinta al acuerdo de tercer país seguro promovido en gobiernos anteriores, la línea entre una cooperación de seguridad y un rol activo en el control migratorio para EE. UU. parece cada vez más difusa.
“No se firmó absolutamente nada en temas migratorios”, dijo Arévalo al ser cuestionado por periodistas. Sin embargo, evitó mencionar por qué el acuerdo contempla el intercambio de datos sensibles y medidas que, en la práctica, contribuyen a una política de externalización del control migratorio.
Con esta postura ambigua, el gobierno busca evitar el costo político de declararse abiertamente como un país que asume responsabilidades de contención migratoria a nombre de EE. UU., mientras acepta cooperación y obligaciones que se alinean con ese objetivo.