“El Vikingo” denuncia a sus jueces suizos
¿Es el antiguo jefe de policía de Guatemala, Erwin Sperisen, cómplice en el asesinato de presos? ¿O es víctima de la justicia?
Escrito por: Henry Habegger
Traducción libre al español
Publicación original del periódico suizo Schwiez am Wocheende, reproducido por su interés para Guatemala
¿Es un criminal con vidas humanas en su conciencia? ¿O es, por el contrario, un luchador por la justicia y la ley, una víctima de la justicia suiza?
Erwin Sperisen, de 55 años, fue jefe de policía de Guatemala entre 2004 y 2007. Estuvo encarcelado en Suiza entre 2011 y 2023. Según la justicia de Ginebra, es presunto cómplice del asesinato de siete presos en Guatemala en 2006.
Sin embargo, el ciudadano con doble nacionalidad suiza y guatemalteca aún no ha sido condenado en firme.
El abogado de Sperisen en Berna, Dominic Nellen afirma: «hay innumerables sentencias, el caso ha pasado por todas las instancias judiciales, hasta llegar al Tribunal Europeo de Derechos Humanos. La justicia de Ginebra parece decidida a condenar al señor Sperisen a cualquier precio, incluso a costa de los derechos humanos y del Estado de derecho».
Denuncia por abuso de autoridad
Sperisen ha presentado una denuncia penal en Ginebra contra siete jueces ginebrinos. El cargo: abuso de autoridad. Los siete formaban el tribunal de apelación que lo condenó una vez más en octubre de 2024. Esta vez a 14 años.
Sperisen acusa al tribunal de haber violado la presunción de inocencia de terceros para condenarlo. En el juicio se nombra a tres personas como autores de los delitos en los que Sperisen habría participado como cómplice. Sin embargo, las tres personas han sido absueltas hace tiempo en Austria, España y Guatemala.
Esta violación de la presunción de inocencia ya ha sido expresamente denunciada por el Tribunal Federal.
El segundo punto que alega Sperisen es que, en el proceso de 2024, la madre de un preso asesinado en 2006 fue considerada parte civil Y él fue condenado a pagarle 20 000 francos más intereses desde 2006. Sin embargo, según un periódico guatemalteco que publicó un certificado de defunción, esta mujer ya había fallecido en 2020.
«Esto demuestra lo grotesco y contaminado políticamente que está este proceso», afirma Dominic Nellen, abogado de Sperisen, que ahora vive en el cantón de Berna.
Hace ya más de diez años surgieron acusaciones relacionadas con una mujer. Cuando un periodista de la Suiza francófona la visitó, ella afirmó que no conocía a su abogada en Ginebra, que no sabía que había presentado una denuncia y que no acusaba a Sperisen.
La justicia ginebrina intenta evidentemente poner fin a la proverbial impunidad en Guatemala, al menos en Suiza. Pero ¿está actuando contra el objetivo correcto y con los medios adecuados?
Los hechos por los que Sperisen pasó once años en prisión en Suiza, tuvo lugar el 25 de septiembre de 2006 en Guatemala. Más de 3000 policías y soldados irrumpieron en la prisión de Pavón para «liberarla». La cárcel llevaba años controlada por los propios reclusos, que la administraban. Las bandas organizaban desde la cárcel el tráfico de drogas, secuestros y otros delitos.
Siete reclusos murieron, eso es un hecho, es indiscutible que ese día murieron siete reclusos. Lo que se discute es quién es responsable de las muertes. La versión del Gobierno conservador de entonces, presidido por Óscar Berger, era que los reclusos murieron durante los enfrentamientos con las fuerzas de seguridad.
Sin embargo, la Defensoría de los Derechos Humanos en Guatemala dictaminó a finales de 2006 que los siete presos habían sido ejecutados extrajudicialmente por una «unidad especial». Más tarde, la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (CICIG), financiada por la ONU, llegó a la misma conclusión.
Sperisen es el único que sufre la dureza de la justicia ginebrina
Según la acusación de 2014, la fiscalía de Ginebra, bajo la dirección de Yves Bertossa, acusó a Sperisen de haber ordenado al comando que irrumpiera en la prisión e identificara y aislara a los presos seleccionados para su eliminación. Estos no opusieron resistencia y fueron asesinados a tiros por el comando.
Según una primera versión, Sperisen habría disparado él mismo a un preso delante de varios testigos. Esta acusación ha sido retirada entretanto. Según su abogado, lo decisivo desde el punto de vista de Sperisen es que la justicia ginebrina siempre ha intentado demostrar que él dio una orden criminal, pero no lo ha conseguido.
La justicia ginebrina acusó a Sperisen de inacción
Sperisen fue el único que sufrió la dureza de la justicia. En 2010, la justicia guatemalteca dictó 19 órdenes de detención contra antiguos funcionarios, entre ellos Sperisen.Sus presuntos cómplices, que supuestamente formaban con él el «grupo criminal», fueron absueltos: el exministro del Interior Carlos Vielmann en 2018 en España, la mano derecha de Sperisen y presunto líder del «comando asesino» Javier Figueroa en 2013 en Austria y Alejandro Giammattei en 2012 en Guatemala. Giammattei era jefe de la administración penitenciaria estatal y más tarde, de 2020 a 2024, llegó incluso a ser presidente de Guatemala.
Condenado en Guatemala solo fue Victor Soto, comisario de la Policía Nacional. Esta sentencia aún no es firme, ya que el proceso se ha suspendido por problemas de salud del acusado.
Sin experiencia relevante como jefe de policía.Sperisen, cuyos abuelos emigraron de Suiza en 1928 y regentaban una cristalería, se convirtió en 2004 en jefe de policía de Guatemala sin experiencia previa.
Se le apodaba «El Vikingo» por su imponente estatura y su aspecto nórdico.
Ante la justicia suiza, declaró que había trabajado como asistente del alcalde de la ciudad de Guatemala y como adjunto en un ministerio. Su posterior coacusado, el ministro del Interior Carlos Vielmann, lo nombró jefe de policía en 2004. Sperisen se presentó como luchador por la ley y la justicia, y afirmó haberse enfrentado al ejército, al Congreso, a los narcotraficantes y a las familias gobernantes. Una cosa es segura: la presentación de pruebas ante la justicia de Ginebra es difícil, los acusados se cubren entre sí, los testigos son dudosos y el aparato estatal de Guatemala está infectado por la corrupción, al igual que la policía y la justicia. Los asesinatos y las ejecuciones extrajudiciales forman parte de la vida cotidiana, la mafia de la droga aterroriza al país. En el índice de Transparency International, que refleja la corrupción en el sector público, Guatemala ocupa el puesto 146 de 180.
Denuncias de los presuntos autores contra la justicia de Ginebra
Sperisen no es el primero en presentar una denuncia. Ya en agosto pasado, el abogado Nellen presentó en Ginebra una denuncia por difamación y calumnia en nombre de los tres exfuncionarios absueltos en otros países.
Afirma: «que el fiscal de Ginebra y los tribunales de Ginebra sigan calificando a los señores Giammattei, Vielmann y Figueroa de delincuentes es una difamación contraria a la verdad ue no pueden tolerar». El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha establecido que «quien ha sido absuelto no puede seguir siendo sospechoso o acusado en un procedimiento. Sin embargo, eso es precisamente lo que sigue ocurriendo en el proceso penal contra el sr. Sperisen»
Nellen exige que se nombre a un investigador especial independiente, ajeno al cantón, para que examine la actuación de la justicia ginebrina.
De lo contrario, este «drama» no terminará pronto.
Se aplica la presunción de inocencia, también a los jueces ginebrinos cubiertos de denuncias.
La historia del proceso
Erwin Sperisen fue detenido en Ginebra en 2012. Tras el cambio de gobierno en Guatemala en 2008, se había trasladado aquí, donde ya vivían su mujer y sus hijos tras recibir amenazas de muerte. Al tener doble nacionalidad, no podía ser extraditado a Guatemala, por lo que Suiza se hizo cargo del proceso.
En 2014 y 2015 fue condenado en dos instancias a cadena perpetua como presunto autor principal de la muerte de diez presos en dos cárceles. En 2017, el Tribunal Federal anuló la sentencia. El tribunal dudaba de
las pruebas de que Sperisen hubiera participado en los asesinatos y formara parte de una organización criminal dentro del aparato estatal. No tuvo un juicio justo y no pudo participar en el interrogatorio de los testigos de cargo.
En 2018, Sperisen fue condenado de nuevo en Ginebra, esta vez a 15 años por complicidad en el asesinato de siete presos en una cárcel. El Tribunal Federal confirmó la sentencia.
Sperisen recurrió al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH), entre otras cosas, porque no había tenido un tribunal imparcial. En 2023, el TEDH admitió a trámite la demanda en relación con este punto. El caso volvió a Ginebra, donde Sperisen fue condenado en septiembre de 2024 a 14 años de prisión por complicidad en asesinato. Erwin Sperisen recurrió la sentencia y ahora le toca decidir al Tribunal Federal.