Arévalo vs. el magisterio
Cecilio Peláez
Arévalo está subestimando al magisterio nacional. La historia ha demostrado que, cuando un grupo bien organizado de la ciudadanía tiene aspiraciones insatisfechas, necesidades latentes o peticiones justas, es mejor para el gobierno, sentarse a dialogar serenamente y principiando de extremos, buscar un punto de encuentro que permita resolver el diferendo.
Enfrentarse con el poder del Estado en la mano contra peticiones justas es un suicidio político. No lo entendieron Estrada Cabrera, Ponce Vaides ni Idygoras Fuentes y tuvieron un desenlace desfavorable.
Arévalo está cometiendo otro error, el gobierno del Estado, es como una cebolla, tiene capas sobrepuestas, cada una de ellas con el grado de autoridad y poder de decisión para coadyuvar a resolver conflictos.
Cuando ninguna de estas alternativas ha sido capaz de resolver el diferendo, le corresponde tomar el bate al ministro del ramo.
El presidente no debe actuar prematuramente queriendo aparentar poder porque el asunto, cuando se trata de un problema social, no es de ver quien tiene más poder, el asunto es de mantener la cordura, la dignidad del cargo, el liderazgo y hacer lo que los órganos anteriores no pudieron aportar para la resolución del conflicto.
El magisterio nacional es uno de los gremios que han permanecido y se han fortalecido a través de la historia, no solo debido a su nivel académico, especialmente a su organización.
Arévalo no sigue el camino adecuado al nivel de liderazgo que se espera de un estadista, baja el canasto y amenaza.
Está demostrado, en los mismos procesos, que la amenaza no cumplida hace rebajar la personalidad a su mínima expresión. Es más digno escuchar, proponer y buscar el equilibrio que llevaría a todos a una feliz realización.
Ante el precipitado nivel de desgaste político que tiene este gobierno, Arévalo hace lo posible por llevar historietas desgastadas de Guatemala al extranjero, demeritando a la expresión política, económica y social de la nación, creando una imagen de desfavorecido y difamado gobernante que se enfrenta a un poderoso “PACTO DE CORRUPTOS ANTIDEMOCRATICOS” que no le permiten conducir su plan de gobierno que, si alguna vez existió, quedó perdido en alguna apolillada gaveta del partido fraudulento y extinto que le hizo posible el sueño de ostentar el poder.