logo-2
  • Search
  • Facebook
  • Twitter
  • Instagram
  • Tiktok
  • 24/7
    • Noticias nacionales
    • Elecciones 2023
    • Justicia
    • Panoráma Económico
    • Política
  • Mundo
  • Cartelera
  • Crónicas y reportajes
  • Opinión
  • El Editorial
  • Tiempo Libre
  • Mas
    • Mundo Empresarial
    • Guatemaltecos destacados
  • Menú Menú
Berit Knudsen

Berit Knudsen

China se enriquece mientras el pueblo aguarda

6 de mayo de 2025/en Opinión/por Berit Knudsen

Por Berit Knudsen

Pocas economías han mostrado una expansión comercial como China en las últimas décadas. Desde su ingreso a la Organización Mundial del Comercio en 2001, se consolidó como la “fábrica del mundo”, acumulando enormes superávits comerciales, exportando más de lo que importa. Pero este fenómeno genera una paradoja: si China gana tanto, ¿por qué su población vive con estándares muy por debajo de las economías avanzadas? ¿Dónde va toda esa riqueza?

La respuesta está en la arquitectura financiera china, una estructura donde el control estatal absoluto reemplaza las reglas de mercado y las prioridades del Partido Comunista Chino (PCCh) no se alinean con las necesidades de su población. En las economías liberales, los ingresos del comercio suelen traducirse en mayor consumo, infraestructura social o transferencias públicas. El sistema chino está construido sobre una lógica de “acumulación” dirigida por el poder central. Los beneficios del comercio no se reparten; se canalizan hacia organismos estatales, fondos controlados del gobierno y empresas públicas. La prioridad no es enriquecer a la población, sino fortalecer al Estado.

El modelo de crecimiento chino, exitoso en sus primeras etapas, se basa en: exportación, inversión estatal y control financiero. La prioridad nunca fue el consumo, sino la eficiencia productiva y la expansión industrial. De hecho, el consumo privado representa apenas un 38 % del PIB, bajísimo porcentaje comparado con Estados Unidos, que supera el 65 %. Las familias chinas, especialmente en zonas rurales, enfrentan bajos salarios, escasa seguridad social y barreras estructurales que limitan el acceso a servicios básicos y la migración de una provincia a otra. El diseño institucional chino no permite trasladar el superávit al consumo interno.

El sistema financiero chino, dominado por bancos estatales, presta a grandes conglomerados o proyectos establecidos en los programas estatales, donde las provincias deben cumplir objetivos estratégicos. El capital no fluye hacia pequeñas empresas innovadoras o ciudadanos comunes, sino hacia infraestructura pesada, expansión internacional o tecnología militar-industrial. El Banco Popular de China, brazo financiero del Partido, invierte el enorme superávit comercial en bonos del Tesoro estadounidense, activos europeos, oro o depósitos del fondo soberano: China Investment Corporation (CIC).

Lejos de ofrecer bienestar social, los fondos se usan para afianzar la influencia geopolítica, adquisiciones estratégicas en el exterior, la Iniciativa de la Franja y la Ruta o empresas tecnológicas clave. Por ello, el ciudadano no goza la bonanza china, ya que el Estado captura los beneficios, priorizando la competitividad industrial y postergando el gasto social. El objetivo es la supremacía del Partido sobre la sociedad, fortaleciendo el control político.

Etiquetas: geopolítica, Internacional
Compartir esta entrada
  • Compartir en Facebook
  • Compartir en Twitter
  • Compartir en WhatsApp
  • Compartir por correo
https://247prensadigital.com/wp-content/uploads/opinion-portada1-1030x631-2-300x184-6.jpg 184 300 Berit Knudsen https://247prensadigital.com/wp-content/uploads/logo-2.svg Berit Knudsen2025-05-06 08:35:292025-05-06 08:37:04China se enriquece mientras el pueblo aguarda
Quizás te interese
Dugin y la nueva Rusia Imperial
Stargate y DeepSeek: La nueva Batalla Tecnológica
Cierre de USAID: duro golpe en política exterior
Derrota de Podemos anticipa elecciones en España
Trump… ¿El retorno a la política del garrote?…
La activación de amenazas convencionales: incertidumbre para América Latina

Más de este autor

  • Los 100 primeros días de Trump, por Berit Knudsen
  • Schumpeter y la trampa del éxito
  • Un futuro que ya no elegimos
  • Euro digital: ¿innovación o arquitectura de control?
  • Más allá del PBI en el dominio global
  • Europa en una encrucijada
  • Dugin y la nueva Rusia Imperial
  • Cierre de USAID: duro golpe en política exterior
  • Competencia militar: China
  • Stargate y DeepSeek: La nueva Batalla Tecnológica
Contáctanos

© 2023 Prensa Digital. Desarrollado por iguate.com

Los elementos que perturban la pazEl Departamento de Educación de EEUU suspende las ayudas a la investigación...
Desplazarse hacia arriba