Deseos y sueños
Igumeni Inés Ayau
Quisiéramos vivir en un país en donde no exista el miedo. El miedo paraliza y embrutece, por eso lo usan los malvados, los cafres.
Quisiéramos un país en donde pusiéramos transitar como en una VAS y no calles de tierra desastrosas por todo el país y pasear y caminar como en parques como Cayalá en nuestro país de la eterna primavera. Sin cafres.
Quisiéramos poder decir la verdad abiertamente y no veladamente por miedo a los cafres.
Quisiéramos un sistema educativo en el que todo el que tenga deseos de participar y ofrecer el servicio de educación pudiera hacerlo sin trabas ni coimas. Y ofrecer educación hasta los últimos rincones del país. Pero hay cafres interesados en que abunde la ignorancia y los que quieren educarse encuentran trabas a cada paso.
Quisiéramos que todas las familias tuvieran una casa decente pero la leyes y permisos organizadas por cafres hacen los sueños imposibles y las “casas” son covachas.
Quisiéramos que nuestra mejor gente no se fuera para USA a ganar billetes y que fuera posible trabajar en Guatemala, pero los cafres han inventado unas leyes que castigan al empleador y pocos quieren invertir. Esas leyes no existen en USA, ¿por qué no copiamos lo bueno?
Quisiéramos que el acceso a la salud fuera para todos a precios razonables, pero hay muchos cafres que hacen todo lo posible para que esas instituciones sean inmundas y haya que dormir en el suelo cuando la falta de salud lo requiere.
Así estamos, en quisiéramos. Y hay muchos más quisiéramos. Pero no alcanzan las páginas pues nos hemos llenado de cafres y reglamentos y leyes inútiles y no se ve el futuro.
Tal vez hay que empezar de nuevo. Los cafres a la cafrería. Las leyes al cajón de los recuerdos, los reglamentos y SAT al fuego eterno. Tal vez los decentes, que hay muchos, se ponen las pilas para reorganizar esta deblacle. Dicen que la Constitución es buena, pero la han arruinado “los genios”. Hagamos una limpia y comenzamos de nuevo, sin cafres.