Entre una izquierda populista y otra globalista, los presagios para 4 años
Por Julio Abdel Aziz Valdez
Perdonen si estas palabras pueden distorsionar un poco las máximas de propaganda que se han manejado desde finales del mes de junio de este año. Hay que establecer, para los simpatizantes de Semilla, que la UNE no es de derecha. Y para los uneístas, Semilla no es comunista.
Siendo aún más disruptivos, debe señalarse que ciertamente, mucho de la derecha desperdigada y algunas comunidades religiosas, en especial cristiano-evangélicas, ven en la UNE un mal menor que tener una izquierda globalista en el poder.
También es verdad que la extrema izquierda, abortista y que implora por políticas etnicistas y confiscatorias apuesta a Semilla, considerando que al ser de izquierda, tienen chance de poder incluir sus programas y proyectos en su gobierno.
O vaya, podrán presionar bajo el argumento de que un gobierno de izquierda socialdemócrata globalista no se atreverá a usar el aparato legal y represivo para combatir actos ilícitos como robos de energía eléctrica, invasiones a propiedades privadas o difamaciones en las que incurra la prensa aliada.
Es un reto enorme el separar la emotividad de la racionalidad en este contexto preelectoral. Creería que la racionalidad misma debería privar al decidir frente a la boleta, pero eso no sucede aquí ni en cualquier otra parte del mundo. Entonces, la decisión deberá ser, para muchos, elegir el mal menor, mientras otros se decidirán por el acostumbrado brillar de espejos.
En todo caso, sea cualquiera de los dos partidos que gane, va a quedar por delante una extensa lucha, ya sea porque nos encontremos con una inflación anunciada con antelación porque
porque ambos hicieron promesas asistencialistas sin medida y se van a asegurar de cumplir en tanto que esto permitiría la tan anhelada continuidad.
Ese era el proyecto cuando Sandra Torres se divorció del expresidente Colom, y ese es el proyecto de todas la Ongs, agencias de cooperación y los gobiernos neocoloniales europeos y norteamericano que están impulsando a Arévalo y que han invertido cientos de millones de dólares en “formación política” o mejor dicho adoctrinamiento, para que al cabo de muchos años al final dicha inversión rindiera frutos.
Con todo esto ¿Es opción no votar? me gustaría decir que sí, ya que ninguno de los dos es de mi agrado. Ese día debería aprovechar mi tiempo para otros menesteres en vez de mojar mi dedo en tinta, pero eso sería cerrar los ojos y dejar al activismo rastrero la responsabilidad de imponer a su candidato, por lo que la respuesta es que no hay más opción que el voto mismo y, hay que empezar a organizar la resistencia. Ajá, ese término tan manipulado por las izquierdas ahora hay que resignificarlo, asumir que el poder será detentado durante los próximos cuatro años por quienes han destruido las bases mismas de la civilización y la democracia en el mundo.
Es necesario tener presente que la UNE, con su clientelismo, propagó la corrupción a todos los rincones del país, y que Semilla no es más que el ego inflado del globalismo que intenta imponer su agenda con dinero del colonialismo a través de una infinidad de Ongs que se enriquecieron con la pobreza de miles.
Veremos en los próximos cuatro años a militantes, activistas, Ongs y periodistas con mucho dinero y respaldo estatal intentando cimentar las bases para lo que consideran una victoria que debe mantenerse a costa de todo, cooptar el sistema de justicia, imponer narrativas en el sistema educativo, manipular de nuevo la historia. Habrá persecución penal o dicho en términos que ellos mismos impusieron, criminalización, pero a diferencia de lo que sucede hoy, no habrá grandes cadenas de noticias cubriendo los discursos de resistencia, en todo caso dirán que son los estertores del viejo orden, nada de visados para ir al Norte ni empleos con sendos salarios pagados por el Departamento de Estado.
Toca resistir y eso implica formarse, generar opinión, no callar ante el poder, en resumen, asumir el sentido real del ser ciudadano, exigir la rendición de cuentas, defender la propiedad y la libertad de expresión, asociación y a la familia. Ahora mismo, la victoria de Javier Milei en Argentina debe señalar el camino.