La Pasión de Cristo, una película católica por antonomasia
Desde hace 21 años cuando se estrenó, La Pasión de Cristo es vista por muchos católicos durante la Semana Santa, época en la que se conmemora la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo. La película fue cuestionada por ser muy «sangrienta» y porque, según varios teólogos protestantes, no está totalmente «apegada a la Biblia». Y acá es donde cabe acotar que el director es un devoto católico que hizo catequesis de su producción, basada por completo en la tradición fundante de la Iglesia Católica, sin apartarse del texto de los evangelios, corazón de la Iglesia.
Redacción
Es imposible entender la película si no se conoce que Mel Gibson es un católico practicante, que asiste a misa diariamente en su capilla familiar. Una de sus hijas es monja de clausura y el artista no oculta que ha hecho de su profesión una forma de evangelizar.
Además de que cada escena presenta de manera literal el testimonio de los cuatro evangelistas: San Marcos, San Mateo, San Lucas y San Juan; en la película están presentes las visiones de las santas Catalina Ememerich y María de Agreda, quienes tuvieron visiones sobre la pasión.
Evidentemente, en cada filme se incluyen elementos propios de la imaginación de su creador y en este caso, las escenas de la vida doméstica de Jesús, su caída en la niñez que remite al momento de la caída durante el calvario y otros, son recursos usados por Gibson.
La Tradición Apostólica sostiene cada escena de la película y está estrechamente ligada con la Sagrada Escritura, escrita entre 60 y 100 años después de Cristo.
La película narra la Pasión que inauguró el Período Apostólico, extendido hasta la muerte del último de los discípulos fundadores de la Iglesia Católica.
Entre los actores de la película resaltan Jim Caviezel, a quien interpretar a Jesús en un filme tan controvertido dejó sin papeles destacados en Hollywood, pero nunca se arrepintió de esto y por el contrario, considera que fue «una experiencia única en su vida».
La fuerza de La Pasión de Cristo se extendió entre el elenco y Luca Lionello, quien se proclamaba ateo e interpretó a Judas Iscariote, se convirtió al catolicismo durante el rodaje. Santificó su matrimonio, bautizó a sus hijos y regresó a la Iglesia.
Poco comprendida por quienes no comparten la fe católica o no conocen la Tradición, la película que se filmó hace 21 años sigue siendo una invitación para reflexionar en estos días santos, donde se recuerdan los momentos fundacionales de la Iglesia Católica: la comunión, el orden sacerdotal y especialmente, la pasión, muerte y resurrección de Jesucristo, así como el papel sacralísimo de su madre, la Santísima Virgen María.
Evidentemente, no es una película para entretenerse ni elucubrar, sino un llamado a la reflexión de quienes en Semana Santa, recuerdan el nacimiento de su Iglesia.
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