¿Qué hace el gobierno con los migrantes extranjeros?
El Centro de Atención para Migrantes Extranjeros en Guatemala (CAMIEX), registra 79 migrantes atendidos del 1 de enero al 15 de febrero de 2025. En ese mismo periodo se reportan 487 migrantes expulsados «por ingresar o permanecer de forma irregular en Guatemala». La prolongación de la estadía de otros muchos migrantes irregulares que no aparecen en las estadísticas, se ha convertido en un problema social e incluso de seguridad para el «chapín de a pie», que cada día se encuentra con dos o más migrantes en las calles de la ciudad, donde ejercen la mendicidad, venden pequeños objetos y hasta pernoctan sin que las autoridades tomen medidas al respecto.
Roxana Orantes Córdova
“Ayer fui a la zona 2, cerca del Hipódromo. Eso era una zona tranquila. Parqueé el carro frente de una casa. Al ratito oímos un ruido. Le habían robado un tapón a mi llanta. Mi amigo persiguió al patojo. Total, eran venezolanos que se mantienen drogados”. María Eugenia, promotora cultural, 70 años.
“Regresaba de una reunión cerca de las 9 de la noche y estaba abriendo la reja de los apartamentos en el Pasaje Rubio donde vivo. Un grupo de colombianos y hondureños me asaltó y me provocaron varias fracturas. Mi suegro y cuñado, que estaban parqueados en la 9 calle, vieron el asalto y los ahuyentaron a golpes con los fierros del carro. Casi me matan”. Rodrigo, propietario de almacén en la zona 1, 38 años.
La convivencia con migrantes que buscan llegar a Estados Unidos ya se convirtió en un hecho cotidiano para los habitantes de la capital. Aunque el CAMIEX promueve sus acciones de atención a este grupo: revisión médica, alimentos y alojamiento mientras regresan a sus países, la realidad es que mucho más que los atendidos, son los que pululan por las calles de la capital, la mayoría vendiendo dulces o limpiando parabrisas.
Otros, portan carteles donde exponen sus necesidades y nacionalidad (en su mayoría venezolanos) y otros, ejercen la delincuencia y sus variantes, que van desde narcomenudeo y prostitución a asaltos en la vía pública y hurtos, como los que se narran en las dos anécdotas anteriores (reales pero con nombres supuestos).
El siguiente gráfico, de la página de Migración, detalla el número de migrantes irregulares identificados y expulsados del 1 de enero al 15 de febrero de este año.

En el mismo gráfico mencionado, aparece el desglose de los expulsados por Migración en el periodo citado. Venezolanos y salvadoreños encabezan el listado. Al respecto, sin que medie el prejuicio xenofóbico, es un hecho real que muchos venezolanos son parte de la organización criminal Tren de Aragua, mientras entre los migrantes ilegales de El Salvador abundan los que pertenecen a la Mara Salvatrucha, lo que debería ser un signo de alerta para las autoridades.

El 13 de febrero, un hondureño y un colombiano, pertenecientes al crimen organizado, protagonizaron una balacera entre narcotraficantes en una área comercial de la carretera a El Salvador. De esta manera, entre cientos de familias que migran desesperadas por la represión y el hambre que provocó el régimen comunista en Venezuela, se ocultan delincuentes peligrosos y algunos, desesperados de vagar por las calles de un país extraño, terminan delinquiendo, sin que se observen políticas reales de atención a este panorama que se está convirtiendo en un flagelo para los habitantes de la capital guatemalteca.