Los conservadores alemanes afrontan arduas negociaciones de coalición
Tras la victoria electoral de los conservadores de la oposición alemana, hoy se escucharon llamamientos en toda la república instando a los líderes a ponerse manos a la obra y formar un gobierno lo antes posible para hacer frente a los numerosos problemas que aquejan a la mayor economía de Europa.
Por dpa/EP
Las elecciones supusieron un gran paso hacia la derecha en Alemania, con el bloque conservador —formado por los demócratas cristianos (CDU) y la Unión Social Cristiana (CSU) de Baviera— asegurando una clara victoria con el 28,5 %.
La ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), quedó en segundo lugar con un 20,8 %, duplicando su resultado de las últimas elecciones en 2021, el mejor para un partido de extrema derecha en la historia de Alemania después del nazismo.
Dado que el bloque CDU/CSU ha descartado una coalición con la AfD en virtud del llamado cortafuegos, ahora se espera que inicie conversaciones de coalición con los socialdemócratas (SPD) del canciller saliente Olaf Scholz.
Ambas partes dejaron hoy claro que creen que el camino hacia la posible formación de un gobierno será difícil, al tiempo que mostraron su disposición a iniciar negociaciones lo antes posible.
El líder conservador Friedrich Merz, que aspira a suceder a Scholz, dijo que tiene previsto hablar con el presidente del SPD hoy mismo para discutir las negociaciones de coalición. «Estoy decidido a mantener conversaciones constructivas, buenas y rápidas con los socialdemócratas», declaró Merz tras consultas con altos cargos de la CDU en Berlín, y añadió que espera que esto le permita formar un gobierno en torno a la Semana Santa, a finales de abril.
Merz admitió que las circunstancias iniciales podrían ser difíciles, pero dijo que confía en que se puedan encontrar soluciones, y nombró la migración, la política económica y la política exterior y de seguridad como las principales prioridades para las posibles conversaciones.
El líder conservador tendrá que llegar a un acuerdo con un futuro socio de coalición en una serie de cuestiones claves, entre ellas la forma de financiar el presupuesto, impulsar la maltrecha economía alemana y aumentar el gasto en defensa en vista de los cambios en las relaciones transatlánticas bajo la presidencia de Donald Trump en Estados Unidos y la invasión rusa en Ucrania.
La migración podría ser otro punto de fricción importante. Después de que la campaña se viera ensombrecida por una serie de ataques mortales atribuidos a inmigrantes, Merz prometió tomar medidas estrictas contra la migración, como rechazar a los solicitantes de asilo en las fronteras de Alemania, una exigencia que probablemente no sentará bien a socios de izquierda como el SPD.
El presidente de la CSU y primer ministro de Baviera, Markus Söder apeló a la responsabilidad conjunta de conservadores y socialdemócratas de evitar en un futuro gobierno que se fortalezcan las agrupaciones extremistas.
«Este es realmente el último cartucho de la democracia», alertó Söder tras participar en una reunión de la cúpula de la CSU en Múnich. El dirigente advirtió de que si no se logra organizar un cambio de rumbo, Alemania seguirá tambaleándose hacia la extrema derecha.
Thorsten Frei, un importante legislador de la CDU, instó al SPD a anteponer los intereses del país a los del partido, después de que los socialdemócratas quedasen relegados al tercer puesto con un 16,4 %, en lo que fue el peor resultado del partido en su historia. «Ahora no es el momento de discutir deseos. Nosotros también podríamos haber deseado condiciones diferentes para formar un gobierno», avisó Frei.
La alianza con el SPD daría a los conservadores una estrecha mayoría de 328 de los 630 escaños del Parlamento, según los resultados preliminares.
La vicepresidenta del SPD Klara Geywitz señaló las diferencias sobre cómo reactivar la economía como un posible escollo. «La CDU de Friedrich Merz ha presentado un programa electoral que abriría nuevos agujeros multimillonarios en el ya de por sí tenso presupuesto», declaró a la emisora rbb inforadio. «En este sentido, estamos al comienzo de un proceso muy difícil, cuyo resultado aún está abierto, en mi opinión».
El bloque CDU/CSU ha prometido recortar impuestos para impulsar la economía, mientras que el SPD está a favor de gravar más a los que más ganan.
Lars Klingbeil, copresidente del SPD, anunció que la conducción quiere someter a la aprobación de sus afiliados la posible participación en un ejecutivo con los conservadores.
Klingbeil subrayó que la entrada del SPD en un gobierno no es automática. «No está claro si se formará un gobierno, si el SPD entrará en un gobierno. Estas son decisiones que se tomarán en las próximas semanas y meses», avisó el líder socialdemócrata.
Todos los partidos principales han descartado trabajar con la AfD, que está siendo monitoreada por la inteligencia nacional como un grupo sospechoso de extrema derecha.
Por otra parte, representantes empresariales pidieron a la élite política del país que iniciara las negociaciones de coalición lo antes posible. «En vista de la recesión actual, el tiempo es esencial», urgió Peter Adrian, presidente de la Cámara de Industria y Comercio Alemana. Dijo que las empresas esperan «claridad rápida».
Las elecciones anticipadas del domingo se produjeron en un momento crucial para la nación más poblada de la Unión Europea, que se encuentra en medio de su recesión más larga en más de dos décadas después de dos años consecutivos de declive.
Los hogares siguen sintiendo los efectos de la alta inflación, que golpeó duramente a Alemania tras la invasión a gran escala de Ucrania por parte de Rusia en 2022, mientras que un número creciente de empresas de alto perfil en los sectores automovilístico e industrial están planeando despidos.
Jörg Dittrich, presidente de la Confederación de Artesanos, estimó que no hay tiempo para maniobras tácticas: «Necesitamos un gobierno estable y viable lo antes posible para restaurar la fortaleza económica y la confianza en nosotros mismos».
Las elecciones del domingo provocaron una gran agitación del statu quo, anunciada por la implosión en noviembre de la coalición de centroizquierda de Scholz con Los Verdes y el Partido Liberal (FDP).
El vicecanciller Robert Habeck comunicó hoy que planea dejar cualquier papel de liderazgo en Los Verdes después de que su partido cayera al 11,6 %, frente al 14,7 % en las últimas elecciones de 2021. «Ya no reclamaré ni aspiraré a un papel de liderazgo en la línea de personal del Partido Los Verdes», dijo.
El FDP no logró superar el umbral del 5 % necesario para ocupar escaños en el Parlamento, lo que llevó a su líder y exministro de Finanzas en el gobierno de Scholz, Christian Lindner, a anunciar su dimisión la noche de las elecciones.
El partido La Izquierda, ganador inesperado de la noche, obtuvo el 8,8 % de los votos, lo que los observadores consideran una oposición a la deriva derechista del país, especialmente entre los votantes más jóvenes.
Por su parte, la Alianza Sahra Wagenknecht (BSW), una escisión de La Izquierda que sumió al partido en una fuerte crisis, alcanzó el 4,97 por ciento de los votos y quedó fuera del hemiciclo. La propia Wagenknecht sugirió que BSW consideraría emprender acciones legales. El hecho de que al partido le faltaran unos 13.400 votos «plantea la cuestión de la validez jurídica del resultado de las elecciones», argumentó.