Espacio: la última frontera del hombre
Por Manolo Morales
El 20 de septiembre del 2019, la Marina del Ejército de Estados Unidos de América, admitió la existencia de lo que identifican como fenómenos aéreos no clasificados. Para muchas personas, la posibilidad de que nuestro planeta sea visitado por otras formas de vida extraterrestre no está en duda. Los medios de transporte quizás son los más cuestionados.
El hombre imaginó viajar al espacio en forma global a partir de 1865, con la publicación de la novela “De la Tierra a la Luna” de Julio Verne. La primera vez en la historia reciente, la cual despertó el interés por la vida de otros mundos, que visitan la Tierra, quizás fue a finales del año de 1898. Cuando Herbert George Wells, publicó su primer ejemplar, “La guerra de los mundos”.
A partir de ese momento, la imaginación del hombre despertó el interés y la necesidad de relacionar evidencia que hasta ahora es considerada como la hipótesis de los antiguos astronautas que han visitado la tierra. Pinturas rupestres de Val Camónica Italia, del año 1,000 A.C. Existen personas que consideran estas imágenes como prueba de los antiguos astronautas.
Durante 70 años, la humanidad imaginó los objetos voladores no identificados, (OVNIS), como platillos voladores, hasta 1977, año en que George Lucas, con su Guerra de las Galaxias, cambió el paradigma de los platillos voladores aerodinámicos y concebidos en modelos balísticos, similares al Apolo 7 y Apolo 11, a una nueva generación de naves espaciales e interestelares.
El ser humano actualmente ha llegado en naves tripuladas a la órbita lunar localizada a 384,400 kilómetros de la Tierra, contamos con una estación internacional a 400 kilómetros de nuestra atmosfera y 3,500 satélites en operación alrededor de la Tierra.
La vida extraterrestre fuera de nuestro sistema solar es muy posible, claro que las condiciones vida, anatomía, estructuras fisicoquímicas y molecular de estos viajeros espaciales, difícilmente utilizarían medios de transporte desarrollados en minerales similares a los terrestres y diseño aeroespacial difícilmente considere un estándar terrestre y aerodinámico. Ello atendiendo a que una visita interestelar no se realizaría en naves mono-tripuladas, atendiendo las distancias, velocidad y tiempo.
Plutón, por ejemplo, se localiza a 7.5 billones de kilómetros de la tierra, para una que una nave pueda programar un plan de vuelo a velocidad luz a nuestro planeta, tendría que viajar 4.6 horas luz. Se imagina la tecnología, suministro energético y autonomía que debe poseer una nave de esta naturaleza, planificar un viaje interestelar sin colisionar con asteroides, cometas y otros elementos en su trayectoria a la tierra.
Actualmente los vuelos no tripulados de nuestras sondas espaciales como New Horizons, viajan a velocidades 42,280 Kilómetros por hora y el tiempo de llegada sería de aproximadamente 9.5 años para llegar a Plutón.
Aunque para el ser humano el espacio es nuestra última frontera, para otra forma de vida extraterrestre y con un conocimiento en navegación aeroespacial y tecnológica superior a la nuestra. La Tierra es una parada más para identificar, conocer y comparar con otras formas de vida interplanetarias.
La Guerra de los mundos, en el enlace: