El cáncer multiplica de cuatro a seis veces el riesgo de enfermedad tromboembólica, tercera causa de muerte hospitalaria
El cáncer multiplica entre cuatro y seis veces el riesgo de sufrir la enfermedad tromboembólica, que es la tercera causa de muerte en hospitales, tal y como ha afirmado la secretaria del Grupo de Enfermedad Tromboembólica de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), la doctora Olga Madridano Cobo, en el marco del XVII Fórum de Enfermedad Tromboembólica Venosa (ETV).
Por dpa/EP
«La presencia de cáncer multiplica de cuatro a seis veces el riesgo de padecer enfermedad tromboembólica. Precisamente, la incidencia de enfermedad tromboembólica en pacientes con cáncer ha aumentado significativamente en los últimos años por la mayor agresividad de los tratamientos y la mayor supervivencia del paciente oncológico», ha manifestado Madridano.
En ese sentido, ha explicado que ambas patologías están «íntimamente relacionadas», y que existen dos momentos en la evolución del cáncer en las que es más frecuente presentar trombosis, que es durante el diagnóstico y el inicio del tratamiento quimioterápico, y en las fases iniciales de la enfermedad, cuando el cáncer ha progresado.
«Los tumores más trombogénicos son el cáncer de próstata y el gástrico», ha añadido, tras lo que ha incidido en los factores de riesgo de sufrir trombos, como lo son las cirugías mayores, el reposo en la cama, las lesiones en miembros inferiores que limiten la movilidad, y la obesidad y el cáncer.
En el caso de las mujeres, se suman otros factores tales como el embarazo, en el que el riesgo es «seis veces superior»; el puerperio, durante en el que se incrementa unas 20 veces; y los tratamientos anticonceptivos hormonales en los que, si bien sus «efectos indeseables son poco frecuentes», la enfermedad tromboembólica es el riesgo más grave, que aumenta entre tres y seis veces.
«El tratamiento con terapia hormonal sustitutiva es una opción razonable en mujeres con síntomas moderados o graves asociados a la menopausia siempre y cuando la mujer tenga bajo riesgo cardiovascular», ha agregado.
Madridano también ha hablado sobre la embolia pulmonar, que es una «manifestación de la enfermedad tromboembólica», y que se presenta cuando el trombo se desprende de la pared de las venas y viaja hasta alojarse en las arterias pulmonares, lo que tiene una incidencia de un caso por cada millar de habitantes al año.
«El embolismo pulmonar de alto riesgo, que se caracteriza por la presencia de hipotensión arterial o shock, constituye el 5 por ciento de los casos pero se asocia a una mortalidad del 15 por ciento», ha resaltado.
Tercera causa de muerte en hospitales
Por su parte, el coordinador del Grupo de Enfermedad Tromboembólica de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), Miguel Martín Asenjo, ha aseverado que la enfermedad tromboembólica es la tercera causa de muerte en los hospitales.
«Los servicios de Medicina Interna tratan el mayor número de pacientes hospitalizados, y muchos de estos pacientes son pluripatológicos y de edad avanzada, ambos factores de riesgo de enfermedad tromboembólica. Otros factores de riesgo son el cáncer o las intervenciones quirúrgicas. Desde el Grupo defendemos, por ello, la implantación de equipos de Asistencia Compartida para el tratamiento de la enfermedad tromboembólica y de su profilaxis», ha declarado durante su intervención.
Tras ello, ha destacado el «rol clave» del especialista en Medicina Interna en el manejo de esta enfermedad, pues su «visión integral» de la salud de la persona es «fundamental» para el manejo de la patología y sus «potenciales» complicaciones, según un comunicado de la SEMI.
Los Servicios de Medicina Interna se encuentran al cargo de «la mayoría de casos de enfermedad tromboembólica», y es que se encargan de una de cada cuatro altas del Sistema Nacional de Salud español.
Complicaciones
El doctor también ha hablado sobre las principales complicaciones de la enfermedad consecuencia de la misma, como la hipertensión pulmonar tromboembólica, la complicación «más grave» y que se da en un tres por ciento de pacientes, o la trombosis venosa profunda, que puede derivar en un síndrome postrombótico, y sufrir así pesadez, dolor, calambres, prurito y parestesias en la extremidad afectada.
«No existe un tratamiento eficaz del mismo. Ambas complicaciones pueden condicionar la vida de los pacientes y un diagnóstico precoz es necesario para evitarlo», ha añadido.
Respecto a las complicaciones derivadas de los tratamientos, la más frecuente es la hemorragia, que puede aparecer en un dos por ciento de los pacientes, especialmente en aquellos de edad avanzada, con cáncer o con insuficiencia renal.
Asenjo también ha tratado la relación entre este tipo de patología y las enfermedades autoinmunes, sobre la que «existe una relación ya demostrada» con la inflamación, y que la enfermedad tromboembólica es «uno de los criterios definitorios del síndrome antifosfolopídico».
Por último, ha afirmado que la Inteligencia Artificial (IA) debe ser usada para «sacarle el mayor partido sin perjuicio del resto de herramientas o tecnologías», recalcando que los sanitarios deben acostumbrarse a hacer uso de la misma.
«Tenemos claro que la IA es útil y que va a facilitarnos en muchas ocasiones el trabajo, pero nos preguntamos: ¿Cuáles son los límites? La IA no puede limitar la parte humanística de la medicina. Tenemos que seguir viendo a nuestros pacientes, informándoles, haciéndoles partícipes de su enfermedad en la toma conjunta de decisiones», ha agregado.
Para ello, el Grupo de Enfermedad Tromboembólica, en colaboración con el de Nuevas Tecnologías, van a «poner en marcha» un proyecto sobre Chat-Box a partir de la guía de embolia pulmonar.
Durante el acto, también se han organizado talleres de ecografía clínica en enfermedad tromboembólica y de anticoagulación en distintos escenarios clínicos, pues se trata de una herramienta de «enorme utilidad en la exploración de los pacientes y en el diagnóstico, seguimiento y prevención de complicaciones en los pacientes de Medicina Interna».