¿Quién gana y quién pierde con esta confusión?
Tambores de rebelión popular y hasta rumores de “Golpe de Estado” circulan en medios de comunicación y redes sociales. Por ejemplo, las Autoridades Indígenas Ancestrales anunciaron que cerrarán las carreteras durante tres días, para exigir que se oficialicen los resultados de la primera vuelta electoral.
Por su parte, el Movimiento Semilla presentó un ocurso en queja ante la Corte de Constitucionalidad (CC), pidiendo:
1. Dejar sin efecto la resolución de la CSJ (prorrogar 10 días la revisión de actas)
2. Certificar lo conducente a la magistrada, Silvia Valdéz, por presunto abuso de autoridad ya que fue la única firmante del amparo (una resolución previa de la CC permite que el presidente de la CSJ firme en solitario ciertos amparos).
El ocurso llama la atención, ya que el Movimiento Semilla fue el primero en presentar ante el TSE un memorial pidiendo el recuento de votos en el Distrito Central, por dudas sobre resultados en la alcaldía metropolitana.
Cámaras empresariales, tanques de pensamiento, grupos civiles y hasta el presidente, Alejandro Giammattei, exigieron públicamente que la segunda vuelta se realice el 20 de agosto.
Entretanto, actores muy pendientes de la situación guatemalteca, como la embajada estadounidense y los países donantes mantienen silencio.
La palabra que mejor define lo que pasa hoy en Guatemala es confusión. Rumores de sucesos indeseables y complicados llenan los informativos y las redes.
En medio de esta confusión, el candidato de Semilla, Bernardo Arévalo, presume en sus redes que en una feria de libro los visitantes hicieron cola durante siete horas para que les firmara su libro Estado violento y ejército político: formación estatal y función militar en Guatemala (1524-1963).
Entretanto, la presidenciable de la UNE, Sandra Torres, publica un video donde expresa su extrañeza por la tardanza del TSE en entregar los resultados, y dice “preocupa que nos quieran robar las elecciones”.
Ambos finalistas se esmeran por cobrar protagonismo. Ambos se adjudican la representatividad de la ciudadanía, cuando la realidad es que Torres logró el 9.42% de votos en relación con el total del padrón electoral (incluyendo nulos, blancos y tres millones de abstencionistas), mientras Arévalo un 6.99%.
La confusión generalizada puede compararse con un río revuelto. Y en este, actores prácticamente desconocidos por la mayoría indecisa y abstencionista, podrán obtener alguna ganancia, de cara a la próxima segunda vuelta electoral que, según Giammattei, se realizará el 20 de agosto.
Pierde la mayoría, harta y decepcionada de un sistema que cada vez se deprecia más ante la mirada de Guatemala y el mundo. También se desmorona la institucionalidad.