«Constelaciones efímeras»: la poesía visual de Guillermo Gutiérrez
Elegante y enigmático, Guillermo Gutiérrez no solo captura con su cámara la efímera belleza del Galán de noche, sino que se refleja en él. Como un verdadero caballero, su obra está llena de misterio, encanto y el poder de lo efímero transformado en eterno. Este paralelismo entre el fotógrafo y su arte cobra vida en «Constelaciones Efímeras», su exposición más reciente.
Redacción
“El reto de esta exposición fue presentar la elegancia de esta flor y, de alguna manera, alargar su vida”, explica Gutiérrez, quien inició el proyecto con 800 imágenes como punto de partida.
Tras un cuidadoso proceso de selección, el artista eligió 80 piezas que hoy conforman la esencia de esta cautivadora muestra.
La obra invita al espectador a descubrir un instante sublime de la naturaleza: flores que nacen bajo la luna y se desvanecen al amanecer, dejando tras de sí constelaciones de formas y luces en las fotografías.
“Las flores brillan como astros en la oscuridad, tejiendo constelaciones que conectan al espectador con el instante de su revelación”, señala el fotógrafo.
Una técnica que trasciende
A través de técnicas de impresión en aluminio con acabados brillantes, opacos y metálicos que juegan con formas y tamaños. Guillermo Gutiérrez convierte el efímero ciclo de vida del Galán de noche en una experiencia visual cautivadora y atemporal.
Las fotografías en blanco y negro, reminiscencias de las primeras técnicas fotográficas, se despliegan como un homenaje al claroscuro. Gutiérrez moldea las formas y texturas con maestría, logrando un juego de luces y sombras que trasciende lo meramente visual. Este enfoque transforma las flores en protagonistas de un espectáculo vibrante, donde las texturas caprichosas y los destellos metálicos evocan un diálogo entre lo clásico y lo contemporáneo.
La estética de estas piezas remite a la tinta en movimiento, cargada de dinamismo y profundidad, estableciendo una conexión entre la fragilidad natural de la flor y la permanencia lograda a través de la técnica. El resultado es un testimonio visual de lo efímero, elevado a la categoría de arte eterno.
La narrativa del artista
La vida de Guillermo Gutiérrez ha sido, al igual que la de la flor que lo inspira, una serie de ciclos artísticos. Inició su carrera explorando la acuarela, el óleo y otras técnicas plásticas, hasta que a los 16 años encontró en la cámara fotográfica su herramienta de conexión con el arte y el mundo.
Desde entonces, el arte ha sido el eje de su vida, un medio para conectar su experiencia personal con el mundo.
“Para mí, el arte es más que una expresión; es un puente hacia nuevas formas de ver y sentir”, asegura el fotógrafo.
La muestra estará abierta al público en Galería Sol del Río (14 Avenida 15-56, Zona 10, Guatemala) hasta el 30 de noviembre. No te pierdas esta oportunidad de explorar el delicado equilibrio entre la luz y la sombra, y de apreciar cómo el arte puede prolongar la vida de una flor que, aunque efímera, deja una huella imborrable.