Afrentas a la patria en su aniversario
En el aniversario 203 de la Independencia hubo más de una afrenta a la patria que pasó desapercibida por el estricto control que el gobierno impone a la divulgación de opiniones, llegando al extremo de calificar de «netcenter» a cualquier cuestionamiento, como expuso el vocero del gobierno Santiago Palomo, que presume de sólida formación como abogado pero no es comunicador y por ende, la libertad de expresión es la última de sus preocupaciones.
El 13 de septiembre, el Ejército de Guatemala no solo cometió una injuria contra la bandera nacional, sino lo publicitó en sus redes, sin que esto motivara indignación entre los medios informativos.
La Brigada Militar Mariscal Zavala anunció en sus redes que «realizó izada de la Bandera Nacional y Bandera de los Estados Unidos y presentación de Orden Cerrado, con la participación del alumnos del Colegio Christian Academy Of Guatemala en conmemoración a los 203 años de Independencia de Guatemala».
Esto es insólito y ofensivo pero además, ubicado en la conmemoración de la independencia, parece una ironía rebuscada con un metamensaje: Estados Unidos tiene absoluta injerencia en este país, al punto de que su bandera es izada por el Ejército guatemalteco, nada menos que en homenaje a la «independencia».
Habría que ver si en el país norteño que conduce la política gubernamental guatemalteca se permitiría que el 4 de julio, la bandera guatemalteca ondeara alegremente en cualquier base militar o en el mismísimo edificio del Pentágono.
Por su parte Bernardo Arévalo y su gabinete hicieron gala de desconexión absoluta con la identidad patria, al anunciar que no estarían presentes en la arriada de la bandera, que solía ser un momento trascendental como culminación de los festejos patrios, y durante el cual el mandatario pronunciaba un discurso alusivo.
Arévalo presenció los desfiles de estudiantes junto a su «plana mayor», todos con omnipresentes sonrisas que podrían tener muchos significados. Pero se ausentó junto con su gabinete, para la lectura del Acta de Independencia y no pronunció el discurso que probablemente algunos esperaban, al ser una costumbre que data de muchos años.
Ambas situaciones constituyen afrentas, o por lo menos desaires, a una Guatemala que cumple 203 años de vida independiente, si bien durante el último año, la injerencia extranjera parece desmentir la condición libertaria en la que se gestó la República. Guatemala no es colonia ni protectorado estadounidense, por más que el Ejército pretenda colocar una bandera foránea a la par del pabellón nacional.
Y la lectura del acta de Independencia, así como el discurso presidencial sobre el tema, pudo ser una oportunidad de mostrar fervor patrio y respeto a los símbolos nacionales, que Arévalo desperdició.