El muchachito llorón y la muchacha pellizcona
La situación política de Guatemala no se estabiliza. Una serie de hechos alteran la legalidad y legitimidad de quien debería dar un rumbo a la nación, no solo porque ese es el principal sentido del documento mediante el cual, los guatemaltecos, consensuamos nuestra integración como Estado; sino también porque la población sufre, con más estoicismo cada día, confundida entre el bien y el mal sin encontrar el nivel y calidad de liderazgo que debe conducirla a la realización de sus aspiraciones.
Queda demostrado que el gobernante actual, por no haber mamado la leche materna que en la infancia, esta Patria desgarrada, provee generosamente, desconoce las costumbres, historia política, historia económica y hasta la geografía del país que gobierna. Al extremo de referirse, con un chicharrón entre la boca, a un municipio del oriente, como Monjas Jalapas.
Todo este alboroto principia cuando inscribe su partido político incluyendo personas fallecidas, entre los listados de adhesión. En lugar de defenderse como la ley manda se refiere a las acusaciones como ESPURIAS.
Al descubrirse el presunto fraude de la primera vuelta electoral, no sale aportando datos y pruebas que aclaren los hechos. En lugar de eso, defiende a capa y espada a los magistrados del TSE emprendiéndola despiadada e irresponsablemente contra la Fiscal General y el juez contralor del caso.
Pero aún así, logra llegar al 14 de enero, tarde en la cual se evidenció una vez más la baja calidad moral y ética de la inmensa mayoría de diputados que se “prestaron” a elegir una junta directiva -siguiendo el léxico de Arévalo- ESPURIA. Que dio posesión del cargo al gobernante y debió ser sustituida inmediatamente por otra junta directiva, también con el apoyo de diputados que increíblemente, traicionaron por segunda ocasión a sus electores en plena luz del día.
No tranquilo, el gobernante la emprende contra la ministro de Comunicaciones.
Destituye a la funcionaria con dos fines: 1. pagar a empresas de dudosa reputación, una de ellas relacionada con un funcionario gubernamental de alto nivel y 2. colocar en esa cartera a una persona que no llena las calidades para el cargo pero necesita inmunidad por estar ligado a lavado de dinero mediante la financiación del partido Semilla.
Ahora viene, anticipada a la acusación de lavado de dinero que se cocina en el MP, la solicitud de antejuicio planteada por la FECI cuyas pruebas aportadas incluyen la infantil declaración pública que el mismísimo Arévalo dio a los medios de comunicación, sabiendo y conociendo que el MP le pisa los talones. .
No cabe duda que, antes de conocer el sistema guatemalteco, el presidente creyó en la fábulas que, de niño, escuchó de papá.