Síndrome de indefensión adquirida, arma psicológica de la izquierda
La vida es de posibilidades, claro que sí, de hecho, la infinidad de alternativas que se presentan en la vida son uno de sus mayores encantos, pero para la defensa de la vida y de la dignidad ante cualquier amenaza sólo existe una opción, una posibilidad, una alternativa: Enfrentar a muerte a esa amenaza.
Claro, esta debía ser la reacción natural, este debía ser el proceder instintivo en todos los seres humanos, ¿pero y entonces a que se debe que durante las últimas siete (7) décadas la izquierda iberoamericana haya logrado matar, esclavizar, someter, empobrecer, embrutecer, humillar y exiliar a la totalidad de la población de Cuba y de Venezuela, dos (2) otrora vitales, libres, altivas, prósperas, ilustradas y orgullosas naciones? Aunque parezca de locos, estoy convencido que una de las respuestas a esta interrogante está en la psicología.
Cuando a las personas se les somete de manera intencional, continua, y sistemática a violencia de todo y de cualquier tipo sin que nada de lo que hagan estas víctimas para defenderse les libre de tanta brutalidad, estas personas resultan no sabiendo que más hacer y perdiendo la confianza en sí mismos. Finalmente, las víctimas de esa violencia intencional, continua y sistemática, terminan dejándose sepultar en un estado anímico en el que renuncian a actuar por considerarlo inútil, y se convierten en entes sumisos quienes jamás manifestarán su enojo para evitar conflictos con sus victimarios. Este estado anímico se llama SÍNDROME DE INDEFENSIÓN ADQUIRIDA… Y estoy convencido que esta es la macabra arma psicológica con que la izquierda ha sumido en la miseria al imperio cubano durante los últimos 65 años, y viene implementando lo mismo desde hace 20 años en su recientemente adherida colonia llamada Venezuela.
¿Acaso existe persona alguna, que no sea cubano ni venezolano, a quien no le parezca que ni los cubanos ni los colonizados venezolanos parecen querer resolver semejante tragedia? Basta con ver el reciente fraude cometido en la colonia cubana denominada Venezuela, para corroborar como trágicamente los ahora esclavizados y sumisos venezolanos parecen intentar adaptarse a los mandatos del títere del imperio cubano prestándose a sus juegos y trampas electorales, creyendo que así, subordinaditos y portándose bien, por lo menos evitarán o reducirán en algo los niveles de maltrato y de abuso a los que serán subyugados.
Clara, dolorosa, vergonzosa, y contundente prueba de que los ciudadanos cubanos, así como los ciudadanos de la colonia cubana denominada Venezuela están padeciendo el SÍNDROME DE INDEFENSIÓN ADQUIRIDA, lo constituyen esa payasada de “procesos electorales” que se adelantan en sus dominios cuando al imperio cubano así se le antoja. A raíz de la intencional, continua y sistemática violencia a la que han sido sometidas estas personas durante décadas por parte de la izquierda, y dada su probada incapacidad para detener o por lo menos contener a sus victimarios, estos pobladores están reducidos a una dependencia absoluta de su victimario, ahora incluso en lo económico.
Para tragedia de la humanidad, esa peste denominada izquierda ha sido tan macabramente efectiva en la inoculación de este SÍNDROME DE INDEFENSIÓN ADQUIRIDA por medio del terror, de la muerte, del secuestro, de la amenaza, y de sembrar desconfianza y desaliento en sus víctimas, que en nuestro hermanos cubanos y venezolanos ya no parece haber siquiera asomo de autoestima… ¡Y esto no puede pasarnos ni a los guatemaltecos, ni a los colombianos, ni a ninguna otra nación de Iberoamérica! ¡No nos dejemos inocular este síndrome!
Una cosa es que como pasivo y desinteresado miembro de una comunidad la historia “suceda” delante suyo porque está siendo escrita por los violentos y destructivos corruptos de la izquierda ya que la “gente buena” decidió ser espectador en el escenario de la nación, y otra cosa muy diferente es que como activo y comprometido miembro de una comunidad se juegue un papel protagónico y se asuma responsabilidad en los acontecimientos que forjarán la historia de esa nación. Son las únicas opciones que hay, ¿qué papel va a interpretar usted respetado lector en esa obra denominada nación, el de infectado con el SINDROME DE INDEFENSIÓN ADQUIRIDA, o el de comprometido ciudadano?
Con la autoridad que me da la experiencia, y con toda la humildad del caso, quiero compartirles que aunque es inicialmente intimidante, resulta siendo también muy estimulante, valioso y motivo de infinito orgullo y satisfacción, estar participando de manera activa en una guerra a muerte e histórica contra el mayor enemigo que ha tenido la humanidad en la edad moderna: la izquierda.
Cuando en nombre de la LEY, de la VERDAD, y de la JUSTICIA, y para garantizar la prevalencia de estos pilares de la civilización occidental republicana constitucionalista y de libre mercado, se opta por hacer contra ese poderoso enemigo que es la izquierda todo lo que parezca estar incluso más allá de las capacidades y posibilidades que cada uno cree tener, no existe sentimiento más grande y poderoso de satisfacción.
Hermanos iberoamericanos, ciudadanos de naciones como Guatemala y Colombia, naciones en las que aún existen las libertades y en las que sigue vigente el estado de derecho, les invito a que le hagamos la guerra frontal y a muerte al socialismo del siglo XXI y a toda la muerte, miseria, destrucción, criminalidad, corrupción, degenere, trampa y sufrimiento que de él resulta cuando logra sus enfermizos objetivos.
François R. Cavard M.