¿La paz y la justicia dependen de los pacíficos, o dependen de los pacifistas?
QUOD PERTINET – Internacional
Ni la paz ni la justicia serán posibles cuando para ello se dependa de la degenerada voluntad de criminales narcoparamilitares de la izquierda y de sus cómplices. La paz, ese anhelado estado del alma para el 95% de los habitantes del planeta, no puede ni debe seguir dependiendo de acuerdos, de negociaciones, ni de indultos concedidos por sus cómplices a una insaciable y corrupta minoría de izquierdosos asesinos. A diferencia de la violencia ejercida por los criminales narcoparamilitares de la izquierda y por sus cómplices contra la indefensa e inocente población civil y contra los honorables miembros de la Fuerza Pública, la fuerza legítima que se utiliza para enfrentar y derrotar a estos enemigos de nuestras naciones se llama autoridad.
Conforme a dos (2) respetables oenegés norteamericanas, de los 197 miembros que integran la Asamblea General de la desprestigiada Organización de las Naciones Unidas (ONU), tan sólo 84 están consideradas como sociedades “libres”, es decir, en tan solo el 42% de las naciones del planeta se respetan los derechos humanos, se castiga a los responsables de violar los derechos humanos, existen las libertades individuales, y hay una institucionalidad confiable y firme.
Si lo anterior no es suficiente para mostrar la decadencia de la ONU, hay más: De las 47 naciones miembros del “Consejo de los Derechos Humanos”, en tan solo 13 de ellas (28%) hay plena vigencia de las libertades y de los derechos económicos, sociales, culturales y políticos… ¿Ahora entienden, mis hermanos guatemaltecos, por qué a ustedes desde la ONU, y en supuesto nombre de la justicia y de la paz, les crearon y pretendieron eternizarles la izquierdosa CICIG (Comisión Internacional contra la Impunidad de Guatemala)? Por mucho que cueste creer, a nosotros los colombianos nos está yendo peor: Con la complicidad de la ONU, nos están imponiendo otro engendro jurídico similar a la tal CICIG, pero más nocivo por cuanto además de perseguir y encarcelar a los honorables miembros de nuestra Gloriosa Fuerza Pública y al empresariado, también está garantizando absoluta impunidad para los CRIMINALES DE LESA HUMANIDAD de la izquierda colombiana.
La trágica historia reciente de Colombia, sobre todo con la llegada del aún impune CRIMINAL DE LESA HUMANIDAD Petro Urrego a la presidencia de Colombia, es prueba irrefutable que ni la paz ni la justicia se han logrado, ni se lograrán, cuando para ello se ha dependido, y se siga dependiendo, de la caprichosa voluntad de impunes criminales y de sus corruptos cómplices. Esto no es una opinión, es un hecho corroborable. Me explico.
Cuando en 1989 se firma el tal “acuerdo de paz” con el m-19 en el que se les ofreció un indulto, que a ninguno de esos infames desmovilizados se les concedió porque no lo solicitaron, existían en Colombia un total de siete (7) pandillas narcoparamilitares de la izquierda colombiana, a saber: m-19, farc, epl, eln, quintín lame, frente ricardo franco, y prt. Todas estas pandillas son responsables de cometer de manera sistemática y vergonzosamente impune hasta ahora, CRÍMENES DE GUERRA, GENOCIDIO, CRÍMENES DE LESA HUMANIDAD, y de incurrir en INFRACCIONES GRAVES CONTRA EL DERECHO INTERNACIONAL HUMANITARIO (DIH). Entre esos exiguos “ejércitos del pueblo”, con todo y sus redes de apoyo a nivel social y político, no sumaban los 5,000 criminales a su haber. Esto era lo que había en 1989.
Ahora, 35 años después, ha probado ser tan fracasado ese envilecido cuento de claudicar la INSTITUCIONALIDAD, de renunciar al imperio de la LEY, de desdeñar la VERDAD, y de prostituir la JUSTICIA con tal de cubrir con impunidad y lavar las mal habidas fortunas de vulgares CRIMINALES DE LESA HUMANIDAD, que en Colombia pasamos de tener 7 pandillas de narcoparamilitares de la izquierda colombiana con no más de 5 mil degenerados en sus filas, a tener hoy más de 27 de estas pandillas, integradas por aproximadamente 18 mil asesinos… esto es lo que se ha “logrado” tras cuatro décadas de genuflexión ante CRIMINALES DE LESA HUMANIDAD, ante GENOCIDAS, y ante CRIMINALES DE GUERRA.
Los implacables guarismos para la estafa aquí señalada también muestran que desde entonces, a la par con la expansión del narcoparamilitarismo de izquierda en Colombia y en todo el continente, se han incrementado en igual proporción tanto las tales oenegés que supuestamente luchan por la defensa de los derechos humanos, como los millonarios recursos que reciben pese a que su gestión ha sido un total fracaso… cuesta entender como las siguen financiando si se nota que además de no defender los derechos humanos ni las libertades de las víctimas de las izquierdas narcoparamilitares colombiana e iberoamericana, tampoco persiguen ni buscan castigarles. Obvio, lo del fracaso es suponiendo que la paz que buscan y los derechos humanos que defienden no sean los de los aun impunes CRIMINALES DE LESA HUMANIDAD de las izquierdas colombiana e Iberoamericana, porque si ha sido este su propósito, hay que reconocerles entonces, y para vergüenza de la humanidad, que en esto si están triunfando.
Entonces, mis hermanos guatemaltecos, el trágico ejemplo de Colombia debe serles de utilidad para que cuando de conseguir la paz y de aplicar justicia se trate, no se dejen meter cuentos izquierdistas de impunidad para CRIMINALES DE LESA HUMANIDAD: al enemigo se le vence siendo pacífico, no siendo pacifista. Les explico la diferencia. El pacifista se opone a la guerra y a la confrontación fundamentalmente porque no tiene la fuerza requerida para hacer respetar su autoridad ni su vida ante amenaza o violencia alguna… equivale a un desprotegido organismo sano rodeado de pestes: Su serenidad e invitaciones al raciocinio de nada servirán cuando a las células malignas se les antoje atacar. No tiene con qué defenderse, no sabe defenderse, y por lo tanto no podrá defenderse. Su paz depende del antojado parecer de las pestes y de las plagas existentes.
Situación diferente es la del pacífico. Aunque el pacífico ama la paz y evita enfrentamientos, está en capacidad de aplicar fuerza letal para hacer respetar su autoridad y su vida, y tanto las pestes como las plagas lo saben, de manera que con el pacífico no se meten pues anticipan les irá mal. Les invito, hermanos guatemaltecos, a que nos unamos los seres pacíficos de Iberoamérica y empuñando como armas la LEY, la VERDAD, y la JUSTICIA, arrasemos con ese peligroso enemigo en que se han convertido la izquierda narcoparamilitar y sus cómplices. Frente de guerra que nos abran esos criminales, sea jurídico, sea cultural, sea social, sea político, o sea económico, aplastémosles, ya lo hicimos en lo militar, terminemos de hacer la tarea.