«Considero un honor las acusaciones en mi contra», declara el arzobispo Viganò tras ser imputado por cisma
El Vaticano ha imputado al arzobispo Carlo Maria Viganò, un crítico vehemente del papa Francisco, por el delito de cisma. La noticia fue anunciada por el propio Viganò este jueves, quien recibió la notificación de su juicio canónico a través de un simple correo electrónico enviado por el Dicasterio de la Doctrina de la Fe.
Redacción
Viganò, ex nuncio en Estados Unidos, explicó que se le acusa de negar la legitimidad del papa Francisco y de rechazar el Concilio Vaticano II, el cual describe como «un cáncer ideológico, teológico, moral y litúrgico». Estas acusaciones, según el arzobispo, son un «honor», y considera que confirman sus tesis sobre la dirección que está tomando la Iglesia bajo el liderazgo del papa actual.
El arzobispo, de 83 años, ha sido un defensor incansable de lo que él considera los valores fundamentales de la Iglesia Católica. Se ha opuesto públicamente a medidas tomadas durante la pandemia de COVID-19 que, según él, atentaban contra los derechos individuales y ha criticado a Francisco por su postura sobre diversos temas internacionales y eclesiásticos, incluyendo sus relaciones con China y el Foro Económico Mundial.
La defensa de Viganò
El arzobispo no ha escondido su confrontación con el papa Francisco, a quien ha acusado de ser “herético” y un “tirano”. En 2018, llegó a solicitar su renuncia tras acusarle de encubrir abusos sexuales cometidos por el cardenal estadounidense Theodore McCarrick.
Viganò ha cuestionado incluso la validez del cónclave que eligió a Francisco como papa en 2013, y lo ha calificado de “siervo de Satanás” tras la publicación de documentos que permiten la bendición de parejas homosexuales.
Ante la apertura del juicio canónico, Viganò hizo pública su imputación el mismo día en que fue convocado por el Dicasterio de la Doctrina de la Fe, resaltando que el proceso parece estar inclinado hacia una sentencia ya decidida. En su defensa, el arzobispo argumenta que sus críticas no son un ataque a la Iglesia en sí, sino una lucha por preservarla de lo que él percibe como desviaciones doctrinales y morales.
La imputación de Viganò ha generado controversia dentro de la Iglesia Católica, especialmente entre los sectores más conservadores, que ven en el arzobispo una figura defensora de la tradición y la ortodoxia. Algunos miembros del clero y laicos afines a su causa han expresado su preocupación por lo que consideran una persecución de voces disidentes dentro de la Iglesia.