Guatemala se derrumba…
A seis meses del experimento de administración gubernamental que combina ingredientes del socialismo y el sistema colonialista anglosajón, a los que se suma la sumisión a organismos supranacionales, Guatemala, literalmente se hunde.
Luego de los incendios que devastaron el país, comenzó la temporada de lluvias que, como siempre, devela el vergonzoso estado de la infraestructura, aunque en esta ocasión, el colapso comenzó de forma mucho más rápida y dramática porque la lluvia encontró a Arévalo preparando su sexto viaje en seis meses, lo que motivó cuestionamientos hasta de sus seguidores más fieles.
En uno de los momentos más complicados para un gobernante, Arévalo desiste del viaje, lo que muestra dos cosas: 1. La presión mediática y de redes, con duros cuestionamientos de sus seguidores más fieles; 2. Que su presencia en los eventos anunciados no era indispensable. Horas después de anunciar que no viajaría, pronuncia otra de sus genialidades:
«Las lluvias están terminando con los incendios».
Como colofón a la «serie de decisiones desafortunadas», el gobernante mandó en su representación a uno de los eventos internacionales a Carlos Ramiro Martínez, ex vicecanciller de Jimmy Morales destituido cuando Ivan Velásquez fue declarado non grato.
Esto es grave, ya que el funcionario está bajo interpelación en el Congreso y el viaje impedirá su presencia en una de las reuniones, lo que transgrede la ley.
Entretanto, el desastre en la carretera Palín-Escuintla amenaza el comercio y afecta a los trabajadores que se desplazan en esa ruta.
La «nueva primavera» llegó apuntalada por indicios de fraude y el apoyo internacional. Seis meses después, Guatemala se derrumba bajo las primeras lluvias, mientras sus ciudadanos reciben los primeros embates de un exagerado incremento en el costo de la vida, simultáneo al brote de violencia homicida que, según el ministro de Gobernación, es «una percepción».