¿Votar nulo? Un esfuerzo que puede ser inútil
A pocos días de las elecciones generales, el voto nulo es un elemento que se incorporó al debate político y según algunas opiniones, podría modificar los resultados electorales, aunque esto es poco probable.
Para lograr la repetición de las elecciones, los votos nulos deben ser el 51% de los votos válidos. En 2019, los votos válidos sumaron 4,378,271. De estos, 208,444 fueron nulos. Además, hubo 452,708 votos en blanco, que no son válidos ni se consideran nulos.
Actualmente hay una campaña que promueve el voto nulo y en algunos casos, proviene de algunos candidatos excluidos del proceso.
Según el artículo 210 de la Ley Electoral y de Partidos Políticos, si el TSE declara la nulidad de la elección, se debe convocar nuevamente en los 10 días siguientes.
os partidos deben celebrar asambleas extraordinarias e inscribir candidatos en una carrera contrarreloj que terminaría “un domingo de octubre del mismo año”.
El reconocimiento jurídico del voto nulo es una de las reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP), promovidas por el ex embajador Todd Robinson e Iván Velásquez.
Es indiscutible que la ciudadanía está harta de la degradación sufrida por los partidos políticos y por todo el sistema electoral. El “voto nulo” expresa ese hartazgo.
Sin embargo, lograr que se exprese el descontento y se repita el proceso (incluyendo asambleas) en muy poco tiempo, no es realista.
La campaña por el voto nulo expone el desacuerdo con varias candidaturas que se promueven mediáticamente y al mismo tiempo, relega a varios candidatos que ni siquiera figuran en las encuestas ni debates.
Hipotéticamente, si los votos nulos fueran más del 50% de los votos válidos, la elección se repetiría casi con los mismos candidatos ya rechazados en la primera elección. Además otra elección representaría un gasto muy oneroso para el Estado.
Las imprecisiones y complicaciones de la LEPP hecha a la medida de Robinson-Velásquez resultaron en campañas electorales sui generis y llenas de cuestionamientos, como la de 2019 y la actual. Sumado a ello, la actual promoción del voto nulo es otra de las consecuencias de esa normativa, que idealmente debe ser reformada por el Congreso en más de un aspecto.