La libertad y el sentido común le ganan terreno a la Agenda 2030
Es indiscutible que el resultado de las elecciones europeas es devastador para la izquierda y también para la derecha globalista, mientras la derecha conservadora y los libertarios se congratulan ante lo que podría ser una nueva etapa donde se recupere el sentido común.
Estas reacciones se observan no solo en Europa sino en Hispanoamérica, donde varios países resultaron subordinados a la Unión Europea (UE), gracias a su política de cooperación, derivada en injerencia.
Emmanuel Macron, presidente francés, fue el primero en reaccionar, disolviendo la Asamblea Nacional para convocar a elecciones parlamentarias. Después de la abrumadora derrota que su partido tuvo frente al de Marine Le Pen, pidió a los franceses que «tomen la decisión más justa» en las elecciones legislativas.
Asimismo, entre los primeros efectos de la elección, resalta que hace unas horas, renunció el Primer Ministro belga, Alexander De Croo, luego de la derrota de su partido, los Liberales y Demócratas Flamencos. La renuncia fue aceptada inmediatamente por el rey Felipe de Holanda.
Yolanda Díaz, segunda vicepresidente del gobierno español, renunció a la coordinación de Sumar, que logró solamente tres escaños. Es relevante que Izquierda Unida, de esa coalición, no logró un solo escaño en el Parlamento Europeo donde tuvo representación desde 1987, en contraste con el resultado obtenido por Hermanos de Italia, partido de Giorgia Meloni, quien calificó el evento como «una bonita noche».
Los primeros latinoamericanos en festejar el triunfo de una derecha que enarbola las banderas de la familia y el patriotismo, fueron Javier Milei, presidente argentino y Jaír Bolsonaro, ex presidente de Brasil. Milei dijo que «Europa ha hablado contra la Agenda 2030 que encamina a los países occidentales hacia su extinción», mientras Bolsonaro afirmó que «la victoria del pueblo demuestra que las agendas impuestas por el sistema no están satisfaciendo sus deseos».
Por el contrario, la desesperación de la ultraizquierda nacida de grupos guerrilleros, como el presidente colombiano Gustavo Petro, se expresa en un discurso plagado de falsedades, que trata de revivir el «fascismo» para asustar con el supuesto resurgimiento de este a través de los grupos de derecha europea, los cuales únicamente pretenden preservar sus derechos a la libertad de cultos, agricultura y familia como puntal de la sociedad.
Aunque los resultados son motivo de muchas expectativas favorables para la derecha patriota y pro familia del mundo, está por verse si los liberales y socialistas reeditan su alianza para la reelección de Ursula Von der Leyen, quien aspira a mantenerse como presidente de la Comisión Europea, responsabilidad que compete al gobierno progresista de Alemania.
Independientemente de quién presida dicha comisión y la posibilidad de que los globalistas dominen numéricamente el Parlamento, el avance de la derecha es innegable, así como la derrota de la izquierda en los países donde ganó el sentido común y el patriotismo.
Para Guatemala, es esperanzador el resultado, ya que podría implicar menor aval de la UE a los grupos de izquierda locales, que difícilmente sobrevivirían sin los millones de sus patrocinadores. Igualmente, se abre la posibilidad de que Europa deje de intervenir en asuntos internos de este país, con un grupo de diputados que privilegiarán a sus propias naciones (como debe ser) y se espera que sean freno para los despropósitos de la izquierda y el globalismo.