La primavera llegó a la Casa Presidencial: las extravagancias de Arévalo
El fotógrafo personal muy bien pagado, el sueldo asignado a la «Primera Dama», el ascenso a la ex esposa y otros «pequeños gastos o merecidos gustos» de Bernardo Arévalo se financian con tributos de la ciudadanía. Mientras, el panorama de los servicios públicos es miserable y la seguridad, un sueño que cada vez se aleja más.
Redacción
Arévalo fue un crítico implacable de los gastos superfluos en el Estado. Sin embargo, ahora que sus allegados gozan de la «nueva primavera», transgrede sus principios. En primera instancia, su esposa Lucrecia Peinado, se adjudicó un sueldo mensual de Q42,422,254.
Acá cabe acotar dos puntos: 1. 24:7 Prensa Digital escribió con insistencia a información pública de la SOSEP, que nunca se dignó a responder si el dato divulgado en medios y redes es verídico; 2. Primera Dama es un cargo honorífico, que no dispone de un sueldo, asignación o emolumento de ninguna especie.
En segundo lugar, la ex esposa de Arévalo, Eva Rivara Figueroa, fue ascendida en su carrera diplomática por el ex esposo, y actualmente, percibe cerca de Q120 mil mensuales como Primer Secretaria y Cónsul en la embajada de Japón. Esto pareciera un mal chiste, ya que en 2011, Arévalo acudió a la Corte de Constitucionalidad (CC) para no aumentar la pensión alimenticia de las dos hijas que tuvo con Rivara.
Arévalo se mantiene firme en su discurso contra la corrupción, pero no vacila en recetarse gustos que para un país en la situación de Guatemala parecen estrafalarios y rozan el ridículo.
Por ejemplo, la instalación de una bomba para «climatizar» la piscina de la Casa Presidencial, en un país donde la temperatura suele ir de media a alta, parece una extravagancia cuando los fondos para este pequeño gusto y mayor comodidad del funcionario y su cohorte, se obtienen de los impuestos arrebatados por la SAT a una población depauperada, mientras la inflación crece lenta pero segura.
Recientemente, el Hospital General San Juan de Dios se declaró en crisis por la falta de agua, debido a daños en los pozos que abastecen a esa institución. Paradójicamente, la Fundación Castillo Córdova donó más de 200 pipas de agua al centro asistencial que como parte del Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social (MSPAS), goza un buen presupuesto anual que termina repartido entre sindicatos y obras de corrupción.
Mientras todos los servicios públicos se encuentran en crisis, desde el aeropuerto a las carreteras, pasando por hospitales, escuelas y saneamiento de agua, el mandatario decidió erogar Q.64,400 del presupuesto de la (SAAS), para gozar de chapuzones más prolongados en la renovada piscina presidencial.
La empresa que provee el servicio, Aquaservice S.A. ha sido contratista del Estado anteriormente. En 2021 se encargó de mantener las bombas y pozos de la Contraloría General de Cuentas por Q57,200 durante todo el año, lo que contrasta con el actual contrato, que evidentemente no tiene ningún fin de beneficio público, excepto lograr que la SAAS «mantenga contento» a su funcionario y que Arévalo y su clan gocen de prolongados baños en una instalación costeada con el hambre y el deterioro de Guatemala.