Arévalo y el arte de dispararse al pie
Nuevamente, Bernardo Arévalo cometió un despropósito que podría minar aún más a su gobierno, por más que esta administración cuente con el aval y la guía de funcionarios demócratas.
Anoche, Arévalo pronunció un discurso en cadena informativa nacional para dar a conocer que mandaría al Congreso una propuesta de reforma de ley, convirtiendo en fuente de especulaciones, rumores y discusiones, un acto rutinario, como es que el gobernante de turno mande una propuesta al Organismo Legislativo.
En el discurso resalta la virulencia con la que se refirió al Ministerio Público (MP) y especialmente, a la fiscal general Consuelo Porras, a quien señaló de «corrupta». La emocionalidad en la expresión de sus sentimientos hacia el ente investigador resulta inadecuada, ya que Arévalo, además de cabeza del gobierno, es uno de los investigados por la inscripción anómala de Semilla.
Pero mucho más allá de las investigaciones que involucran al gobernante de turno, está la investigación de presuntos secuestros de niños en la frontera con Estados Unidos, para surtir a uno de los mercados más perversos del mundo actual: la pedofilia y el tráfico de órganos.
Es insólito que el Ejecutivo guatemalteco no apoye la investigación sobre estos secuestros y las redes de trata, como si los niños migrantes, por serlo, tuvieran menos valor que otros menores más afortunados. Esta falta de reacción y aval a la acción del MP para develar el infierno de la trata infantil, sumada al intento de reformar la Ley Orgánica del MP, para supuestamente destituir a Porras, sencillamente «huelen muy mal».
Para que la reforma a dicha ley se realice, queda pendiente un largo camino. Inicialmente, la propuesta pasará a la comisión respectiva, que habiendo emitido dictamen, la mandará al pleno, donde debe seguir el proceso de las tres lecturas y en la tercera, aprobarse con 107 votos (mayoría calificada).
Entre los elementos rocambolescos del tema, está que la reforma de Arévalo le corregiría la plana a la ex candidata de Semilla Thelma Aldana, quien apoyada por Iván Velásquez, cambió la normativa del MP para garantizar su permanencia, aterrada ante la posibilidad de que Jimmy Morales la destituyera, lo que jamás se le ocurrió al ex mandatario.
Aunque la sesión del 14 de enero demostró que los diputados pueden ser volubles según factores externos, los que apoyan al oficialismo, liderados por el grupo independiente, no han tenido mayores éxitos en el Congreso. Si los opositores deciden romper quorum sistemáticamente, la reforma a la ley podría quedar en el limbo, como tantos otros proyectos legislativos.
Pero no es ahí donde Arévalo se volvió a «disparar al pie». Es vox pópuli que la ley no tiene efecto retroactivo. De esta manera, si el Ejecutivo logra cambiar la Ley Orgánica del MP para destituir a Porras, esto no será posible, ya que la modificación entrará en vigencia cuando la doctora termine su mandato, en 2026.
Aunque en Guatemala «todo puede pasar» y las amenazas de sanciones internacionales obran milagros, la realidad objetiva es que, según las leyes vigentes, el cambio en la normativa no tendría por que afectar a la actual administración del MP.
¿Pésimos asesores, mala fe o intento de justificarse ante los financistas internacionales? Pareciera que la última posibilidad es la más realista. Difícil es pensar que Arévalo, quien se promocionó como todo un «intelectual», no tenga un solo abogado que conozca la ley guatemalteca.
El anuncio con bombos y platillos se realizó días antes de que el Secretario de Estado estadounidense Anthony Blinken visite a Guatemala. Cabe suponer que la visita fue un factor decisivo para el desafortunado discurso de Arévalo, quien de esta manera justificaría la inacción de su gobierno en los más diversos aspectos, culpando al MP y de paso, dando una explicación no pedida sobre la remoción de Porras, a quienes dan las órdenes en inglés.