Vientos de cambio. Primera parte
Aprendiendo a gobernar
La historia de la humanidad nos ha dejado innumerables episodios que reflejan, sin importar la raza, ubicación geográfica o temporalidad, que las expresiones políticas rara vez responden a la imperiosa necesidad de buscar el bien común para los ciudadanos en general y cuando lo hacen, es por períodos muy cortos de tiempo porque no pueden resistir la tentación de echar mano a los dineros destinados a ese objetivo supremo, para enriquecer sus arcas personales.
De esa cuenta, el estado actual del territorio y la nación guatemalteca, es el producto de diferentes gobiernos que ofreciendo paz, trabajo, libertad y justicia, dentro de otros términos de uso electorero, han logrado alcanzar el poder. Pero en realidad la historia ha demostrado, que su objetivo fundamental y desde luego ilegítimo, es crear en la población la expectativa de mejores días a futuro, siempre a futuro para que esa expectativa mantenga viva la esperanza de los ciudadanos, mientras los gobernantes esquilman los fondos públicos.
En nuestro mundo contemporáneo, al partido o grupo que haga gobierno, se opone otro partido o grupo que está urgido en hacerlo caer o como mínimo despellejarlo para que no gane las siguientes elecciones y así, tener la oportunidad de manejar los fondos públicos, a eso le llaman ostentar el poder.
Manipulados por los politiqueros históricos, hemos caído sabiéndolo, pero sin querer entenderlo, en periodos de gobierno de cuatro años, tiempo suficiente para robar, pero insuficiente para entender y resolver los principales problemas de la nación que requieren visión a largo plazo y continuidad de políticas de desarrollo.
Esos periodos de cuatro años sólo funcionan para que algunos se releven y otros se mantengan, pero en todo caso sostenidos en el discurso de culpar a los anteriores.
La historia de Guatemala registra en su haber un episodio digno de ser analizado, la llegada al poder de un hombre que tuvo una larga formación militar y ejercicio en la administración de gobierno, Jorge Ubico Castañeda, amado por unos y odiado por otros especialmente por curas y procomunistas.
Ubico, con el grado de Segundo Teniente fue nombrado por el General José María Reyna Barrios jefe Político de Tactic Alta Verapaz.
Manuel Estrada Cabrera lo nombró Jefe Político de Alta Verapaz y luego de Retalhuleu, cargos en los que se distinguió por autoritario y excelente capacidad ejecutiva, dejando obras que hoy son Patrimonio Histórico de la Nación, su experiencia de gobierno se enriqueció en ese mismo periodo desempeñando el cargo de Ministro de Fomento.
A diferencia de otros militares, Jorge Único Castañeda no realizó su carrera de Oficial del Ejército solamente al mando de unidades de combate, fue privilegiado con la oportunidad de ejercer cargos político-administrativos que enriquecieron su experiencia personal, el conocimiento de los principales problemas nacionales, del entorno geográfico de la nación y de las mafias que manipulan la política a través de los medios de comunicación.
En el gobierno del General José María Orellana, continuó enriqueciendo su experiencia administrativa al ser nombrado Ministro de Guerra y luego Primer Designado a la Presidencia.
Hoy presentamos el primer artículo de una serie que narra la experiencia de los militares que participaron en la defenestración del general Ponce Vaides.