Desarrollo del enfrentamiento armado interno (V)
Las conclusiones de la Apreciación Estratégica elaborada en el ámbito de libertad académica del Centro de Estudios Militares, proporcionó de manera científica y ordenada lo que todos percibían. El Ejército de Guatemala estaba empeñado en una intensa lucha por mantener a flote al Estado de Guatemala, mientras la expresión económica de la nación se preocupaba por sacar sus capitales a mercados más seguros, empobreciendo más al país y la expresión política saqueaba las arcas nacionales sin ningún recato.
Es decir, las condiciones de miseria, explotación, falta de oportunidades y abuso de poder que generan el caldo de cultivo ad hoc para el desarrollo de una guerra revolucionaria, estaban siendo aportadas por el sistema de gobierno que debería combatir las causas estructurales que atizan una guerra de guerrillas.
Esto explicaba por qué los políticos integrantes de tres Asambleas Constituyentes (1945, 1956 y 1965) prefirieron la comodidad de defenestrar al Partido Comunista a través de un artículo constitucional, en lugar de enfrentarlo como una oposición política, demostrando al pueblo con actitudes limpias, honestas y visionarias, que su propia acepción de democracia podría ofrecer mejores oportunidades de vida en la búsqueda del bien común.
El Ejército estaba solo en el cumplimiento del mandato constitucional de mantener a salvo la existencia del Estado, gobernado por un sistema corrupto en el que la expresión política, especialmente los diputados al congreso, debería estar llamada a desempeñar un papel que no le importaba ni conocía, como no conocía la amenaza que se cernía sobre la nación.
Porque una cosa es llegar al poder por la vía electoral y otra muy distinta se desarrolla cuando es un grupo el que toma el poder por la fuerza de las armas. Los resultados son muy diferentes.
En esas condiciones encontró la República el golpe de Estado de 1982. El nuevo gobierno fue informado sobre la existencia de la Apreciación Estratégica elaborada en el Centro de Estudios Militares como un ejercicio académico y se dispuso actualizarla para organizar después un equipo de trabajo, ahora enriquecido con profesionales de la Secretaría de Planificación Económica y oficiales del Ejército, para que se elaborara un Plan Nacional de Seguridad y Desarrollo.
A todo eso, la guerrilla intensificaba nuevamente su ofensiva con ORPA en Sur Occidente, FAR en Petén y EGP en el norte de Quiché, Huehuetenango y Alta Verapaz.
En marzo del 82, la Dirección Nacional del EGP realizó una autocrítica sobre el desempeño de las aldeas ubicadas en el sector que ellos denominaron Frente Ho Chi Min, en el norte de Quiché, reprendiendo severamente a las comunidades rurales por su poco involucramiento en la guerra revolucionaria y como consecuencia elaboraron el documento La Autodefensa, asignando responsabilidad de estrecha vigilancia a la población por medio de sus Comités Clandestinos Locales (CCL) y a las Fuerzas Irregulares Locales (FIL) para involucrar a la población civil. Mujeres, niños y ancianos en funciones de informantes, proveedores de alimentos y participantes en emboscadas contra unidades del Ejército para rematar a machete a los soldados que quedasen heridos y robar sus pertenencias.
El Plan Nacional de Seguridad y Desarrollo fue la respuesta gubernamental. Por primera vez todas las entidades de gobierno se involucraban para atender las necesidades de seguridad y desarrollo que reclamaba la población.
(Continuará)