¡Urgente, enderezar el barco…!
Carlos Rodas Minondo
Una gestión sin bases ni planificación, con las mismas malas bases, prácticas y malas decisiones, nos condena al fracaso como país…
En Guatemala seguimos en lo mismo, sin cambios necesarios y de fondo, una gestión bajo un sistema político de malas prácticas, ineficiente, con una justicia cooptada, saqueo y despilfarro de los recursos del Estado, y que lo único que genera es un impacto negativo a la inversión, economía y negocios.
En Guatemala estamos viviendo una de las peores situaciones de los últimos tiempos. La situación del país ha venido a la baja en aspectos políticos, económicos y sociales, debido a las gestiones oscuras de la clase política que cada vez han logrado más adueñarse del control de los sistemas que manejan y operan el país.
Se habla de cleptocracia, nepotismo, peculado, clientelismo y otros, y de la cooptación del Estado. Todas estas malas prácticas, desarrolladas y ejecutadas como normales de una clase política que ha tomado al Estado con el objetivo de saquear sus bienes y recursos. Estructuras bien organizadas con una maquinaria bien aceitada para llevar a cabo sus oscuros fines, siguen siendo el pan de cada día.
La sobrevaloración en la adquisición de bienes y servicios con el único fin de obtener grandes ganancias de negocios ilícitos y todo lo relacionado, se han convertido en la regla y no la excepción. En antaño, otros tiempos en donde la ética y el valor moral tenía su justa posición, los casos de corrupción eran la excepción y no la regla.
El Gobierno actual, nació torcido y fraudulento, lleva más de un año de una gestión inexistente, ineficiente y que se acabó el tiempo para darle el beneficio de la duda. Una ausencia total de autoridad, carente de soluciones y presencia para manejar las necesidades y problemática del país. Claramente vemos la incapacidad, incompetencia e ineptitud en todos los frentes de los poderes del Estado.
Tenemos una ausencia total de liderazgo, no existe un plan de Nación, ni un equipo de trabajo adecuado, capaz e idóneo para hacerle frente a los problemas del país y no se han tomado las decisiones correctas en pro del beneficio y bien común en Guatemala y sector productivo Empresarial.
La gestión de la justicia, en su tarea anti-corrupción sólo queda en supuestas intenciones, estando cooptada por el poder, una solución de cambio en el país va mucho más allá aplicando la ley como debe ser. Se debe trabajar en los problemas de raíz, para que se puedan obtener resultados en el mediano y largo plazo.
Si el Estado y la gestión del Gobierno siguen con sus malas prácticas sobre un sistema político corrupto por principio, nunca cambiará la situación y sólo se verán focos de acción sin ningún resultado. Los cambios necesarios se deben realizar con el restablecimiento de nuevos sistemas políticos, políticas, procedimientos y leyes, así como la limpieza, reducción y renovación de los poderes del Estado.
Las bases de los poderes del Estado deben regirse bajo principios de ética y la selección totalmente diferente de un recurso humano idóneo, íntegro y capaz. Vemos que a nadie de los que llegan al poder en el Estado, le interesa el tratamiento adecuado de los problemas prioritarios del país. No es posible mantener a un Estado corrupto e ineficiente, dándole la espalda a los verdaderos problemas y necesidades del país.
Los políticos buscan soluciones políticamente correctas por negocio, pero no las que generen el cambio que necesitamos para obtener un mejor país. El poder legislativo, representado por el Congreso debe ser saneado, removido, reducido y eficientizado. No es posible que el ente legislador que establece y aprueba las leyes que tienen un impacto trascendental en los aspectos político, económico y social del país, sea en donde se mueve la peor corrupción del país.
Está bien que la SAT vele por la recaudación tributaria, pero la economía informal se debe reducir al máximo y el mayor porcentaje de los contribuyentes paguen los impuestos que tienen que pagar. Hay que reconocer que la misma SAT ha sido parte de malas prácticas y corrupción, extorsionando al Empresario con estructuras de mafias internas. El contribuyente no recibe nada por el pago de impuestos, servicios públicos pésimos, mala infraestructura, y un ambiente y condiciones negativos para la generación de empleo, y para la inversión.
Es imperativo un cambio radical en el sistema político y sus leyes, fortalecer la justicia, estado de derecho, y certeza jurídica para crear un mejor ambiente y condiciones para incentivar la inversión y facilitar una mejor gestión, generación y producción del sector productivo del país.
¡Urgente, enderezar el Barco!