El que te quiere, te aporrea
EL QUE TE QUIERE TE APORREA…” (Cuando las verdades que se dicen a personas que amamos o apreciamnos les duele, se aplica este dicho que todos escuchamos en un momento dado de nuestra vida. … )
Comúnmente hablando de los hijos adolecentes principalmente, es Interesante poder entender que no les gusta que les digan la verdad cuando cometen errores, por su falta de experiencia, inmadurez, rebeldía y muchas razones relacionadas.
Partiendo del hecho, que amar a los hijos no es dejar que hagan ni darles lo que quieran, sino más bien formarlos con reglas, disciplina, limitaciones y exigencias para obtener resultados positivos para su buen desarrollo y prepararlos para la vida.
Esto no es color de rosa, ni se pretende que así sea, la formación lleva incomodidad, esfuerzo, dedicación y situaciones ciertamente no muy agradables. Sin embargo, esta situación lleva a obtener en un proceso adecuado, la satisfacción de poder lograr las metas, objetivos y propósitos que nos propongamos.
Cuando nacemos, lo importante es que nuestros padres que nos aman, nos den el amor y atención que “necesitamos” para forjarnos el sentido de “pertenencia” a la familia, el núcleo familiar, lo cual nos genera un “autoestima” fuerte que forjará nuestro carácter.
Esto es la base en la formación de todo individuo dentro del núcleo familiar, luego vienen los valores de vida a inculcar como parte de esa formación espiritual, que se dan a através del “ejemplo” y la enseñanza.
Aquí cumplimos la tarea en el hogar. Este niño se volverá niño y joven y saldrá a la calle para su formación académica y demás, y siempre a pesar de las malas influencias externas, sabrá tomar el camino correcto.
Estamos hablando de los hijos, que los queremos fuertes con carácter y convicción en la vida y que sepan tomar buenas decisiones. Desafortunadamente, la trarea no es fácil y no estudiamos para ser padres. Con los años aprendemos, y si tomamos buenas decisiones también obtendremos sabiduría.
Lo más importante; A los hijos darles lo que necesitan, no lo que quieren, establecer reglas y limitaciones, que tengan sensibilidad humana ganada por experimientar ciertas carencias, valorando lo que tienen y que lo que quieren se lo deben ganar y pelear por ello, y que no será fácil…
Porque para cuando ya no estemos los padres, serán personas que sabrán llevar una vida centrada, ordenada y tomando las mejores decisiones, en las buenas y en las malas.
Por eso, el proceso no es fácil, y lleva sus momentos no tan agradables pero necesarios, para que un día podamos decir y confirmar, “Misión cumplida” y más temprano que tarde ellos podrán entender que “El que te quiere te aporrea…”
Carlos A. Rodas Minondo
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