Un tipazo
Por Carlos Rodas Minondo
UN TIPAZO…” ( Carlos A. Rodas Del Valle. 1,931-2,009. Con el pasar de los años, el ejemplo de valores e integridad, marcarán una huella difícil de borrar para toda la vida, y ojalá replicada generación tras generación… )
Siempre pensé que mi padre, a pesar que no tuvo una comunicación amplia y abierta conmigo, era el mejor tipo de la tierra con toda mi admiración y referencia. Un alma y corazón noble y fiel, una calidad de ser humano que vive y entiende las necesidades de los demás, una integridad basada en principios y valores como la base de su actuar y comportamiento.
Con el temple para soportar cualquier tormenta por fuerte que ésta fuese, siempre tranquilo y dispuesto a dar, ayudar, y apoyar. Habla poco y escucha mucho, con una serenidad envidiable ante cualquier situación por complicada y compleja que ésta sea. Lo importante del valor de la palabra dignifica lo más profundo de su ser, y la verdad como la luz de su camino.
Apasionado en su quehacer, inteligente y hábil, dispuesto a entregar su gran conocimiento y experiencia del más alto nivel, sin postura de grandeza ni prepotencia, sino con la más humilde de las actitudes, su satisfacción por servir rebasa su necesidad por lucrar. La paciencia le caracteriza en su posición de ceder antes que ofender, muy querido y apreciado por los que le conocen, valorado por los verdaderos amigos , víctima de otros aprovechados cual enemigos.
Como hombre, como amigo, como padre, como esposo, como hermano, como profesional, un ejemplo verdadero. Lastimosamente víctima de personajes dominados e influenciados por valores equivocados, joya como amigo verdadero, de clientes y profesionales del mundo del riego en donde su conocimiento y experiencia sirvieron para asesorar a grandes Empresas Nacionales e Internacionales y a muchos clientes satisfechos.
Una vida digna de admirar de un ser en un mundo posiblemente no digno para su naturaleza. Creo que el mundo necesita más hombres de esta categoría. Simplemente su ejemplo sin mayor relevancia, fue suficiente para impactar en la vida de los demás. Definitivamente, no me queda más que agradecer a Dios, dichosos mi madre, mi hermana y yo, que hoy después de 15 años de su partida, puedo decir con toda felicidad y certeza que me siento orgulloso y honrado por haber contado con un padre de tan grandiosa calidad y valiosa vida y con semejantes cualidades de ser humano….