Rescatando la verdad…un breve aporte para comprender el presente
Recientemente, el gobierno devolvió a las comunidades ixiles (departamento del Quiche) los terrenos municipales que sirvieron para albergar a los desplazados internos de estos municipios (1975-1996), que huyeron del accionar de los grupos armados que trataron de asumir el control de las comunidades indígenas mediante el terror y la violencia.
El hecho fue documentado ampliamente por los medios de comunicación, entre estos Prensa Libre (12/07/1991: “Un éxodo de quichelenses a lugares circunvecinos y a la ciudad capital, se ha observado en los últimos días… Huyen de la violencia imperante en ese departamento, donde grupos de organizaciones clandestinas han sembrado terror y muerte, asesinando a ancianos, mujeres y niños, quemando las propiedades, destruyendo carreteras… El Ejército nacional se encuentra patrullando las carreteras del occidente del país, para brindar protección a los habitantes”
La devolución de las propiedades comunales no debe sorprender. En este momento, es lo apropiado (1975-2025). Ojalá que la administración de esos terrenosno sea la oportunidad para empeñarlos por ambiciones políticas.
En los comentarios sobre la entrega de los terrenos en mención, se omitió recordar los verdaderos motivos por los cuales fueron utilizados: albergar a los habitantes de los caseríos aledaños, que huyeron de sus casas para evitar ser incorporados por la guerrilla, que pretendía contar con una base campesina para instaurar un régimen similar al cubano y posteriormente, al nicaragüense.
Para corroborar lo anterior, es oportuno compartir con los lectores lo publicado en la revista internacional “Compañeros” (1982), en la cual se afirma: “La guerra de guerrillas ha incorporado a la casi totalidad de los grupos étnicos indígenas, especialmente los cuatro más numerosos: quichés, mames, cakchiqueles y kekchíes, y a extensos sectores de la población ladina. Cubre total o parcialmente las principales carreteras del país, las zonas de cultivo de productos de agroexportación, las áreas de exploración petrolera y las principales hidroeléctricas”.
Por si hiciera falta otra referencia, está lo publicado por Pablo Ceto, en “Rebelión y Genocidio en Guatemala”, 2006, en el que ratifica: “Las organizaciones revolucionarias guerrilleras por su lado se habían apertrechado con su estrategia de la guerra popular revolucionaria, sus planos estratégicos, mejores métodos de trabajo con su línea de masas, con una formación político-militar- en la que cultivaron la capacidad del ser humano por encima de la capacitad de las armas, una mística revolucionaria profunda, entre otros factores, que les permitió conquistar la confianza y participación de importantes sectores de la población guatemalteca y en particular una incorporación masiva de comunidades mayas en distintas regiones del país”.
Dicha situación fue desarrollada redundantemente en una de las tantas ponencias, acerca del enfrentamiento armado, en la cual expresó: “En este contexto revolucionario, las comunidades Popti, Chuj, Ixhil, K’ich’e, Q’eqch’i, Mam y otras, registran en su memoria histórica la decisión de sus autoridades tradicionales, los Mamines en San Miguel Acatán, los Mama’ y B’aalvatztiixh en la Región Ixil, entre otros, de incorporarse de manera colectiva y comunitaria al proyecto revolucionario como continuación de su resistencia maya de siglos atrás, fue una decisión histórica de los consejos comunitarios mayas.
Asimismo, ratifica, que “Con la masiva participación indígena, en distintas regiones del país la lucha revolucionaria guerrillera se insertó en las miles de formas de la resistencia indígena, esta vez, en sus propias montañas, barrancos, bosques y milperíos, desarrollando frente al enemigo común, el ejército y su política de represión y genocidio, la creatividad más grande de indios y ladinos revolucionarios, hombres y mujeres, para llevar al movimiento guerrillero a sus momentos más álgidos y de mayor fortaleza a finales de los años 70”
Lo relatado, es válido para asegurar que la verdad sobre el enfrentamiento armado interno, aún no es absoluta. Sin embargo, no se puede negar que está en proceso, el cual tiene que superar las taras ideológicas, que lo han vertebrado a lo largo de la primera (1960-1971) y segunda época (1975-1996).
MSc. Mario Mérida. 04/03/2025.