Torres quiere desmarcarse de la izquierda
Sandra Torres, presidenciable de la Unidad Nacional de la Esperanza (UNE), manifiesta un discurso que busca capturar el voto de la derecha guatemalteca, desconcertada entre las dos opciones de izquierda que se perfilan para la segunda vuelta. La candidata que en 2011 no vaciló en divorciarse del esposo para participar, ahora toma distancia de la socialdemocracia y realiza fuertes críticas al Foro de Sao Paulo, que agrupa a los partidos comunistas de la región.
Redacción
Con nuevo maquillaje, nueva imagen y discurso diferente, Sandra Torres busca seducir al voto conservador de Guatemala, que tradicionalmente se le ha opuesto pero que podría optar por su candidatura a cambio de votar por Semilla, que se perfila anti religioso y pro agenda 2030.
La experimentada política no tardó en identificar este posible nicho de votantes, mucho antes de la primera vuelta electoral, y rápidamente, forjó alianzas con pastores evangélicos como su vicepresidenciable Romeo Guerra, quien se apartó de su apostolado para abrazar la política.
La ex primera dama de la UNE, grupo que aparece como el único partido guatemalteco que integra la Internacional Socialista, toma distancia de su discurso anterior, basado en fortalecer el Estado, para enfocarse en el desarrollo y defensa de la familia.
Al referirse al Foro de Sao Paulo, Torres escribió en sus redes: «representa a la izquierda radical que no quiere los cambios en el Salvador ni en Guatemala». Es interesante que Torres afirme en público que «los derechos humanos son para las víctimas y no jamás para los delincuentes», en un acercamiento a Nayib Bukele, cuya política de seguridad es admirada por cierto sector de la derecha y repudiada por la izquierda, que aboga por los derechos de los delincuentes.
También llama la atención el divorcio de Torres de la Internacional Socialista, ya que mientras la hoy presidenciable con más posibilidades de ganar el balotaje estuvo presa y en arresto domiciliario, la organización de Mujeres de la Internacional Socialista fue uno de los pocos grupos que abogó por su liberación, sin preguntarse por los motivos del proceso en contra de la hoy presidenciable que se aleja del socialismo, como antes se alejó de Álvaro Colom.