Sí es cuestión de ideologías: el despropósito de parangonar a Milei con Arévalo
Inmediatamente después de conocerse el triunfo electoral de Javier Milei en Argentina, «vacas sagradas» de la izquierda como Luiz Inazio Lula da Silva, presidente de Brasil, y Gustavo Petro, de Colombia, expresaron su descontento por el triunfo del economista, quien se define «liberal libertario», en tanto los gobernantes izquierdistas de la región y los medios afines a esa ideología lo catalogan como «ultraderechista».
A juzgar por sus aliados, Milei no tiene ningún punto de convergencia con las izquierdas. Uno de los primeros en felicitarlo fue el español Santiago Abascal, presidente de Vox. Entre los personajes más afines a Milei están los ex presidentes Jair Bolsonaro, Mauricio Macri y Donald Trump, así como Agustín Laje, conferencista y politólogo pro vida.
Sumado a lo anterior, el discurso de Milei es clarísimo. Su rechazo a la izquierda y el totalitarismo estatal que esta representa es más que evidente. «A la izquierda no se le puede ceder ni un milímetro», dijo en una famosa entrevista. Asimismo, es conocida su expresión: «¡Zurdos de mierda, tiemblen!».
En su primer discurso como presidente electo, Milei habló en nombre de la unidad nacional y afirmó que todos los que quieran colaborar con la reconstrucción de Argentina serán bienvenidos, sin importar de dónde provengan. Sin embargo, patentizó que «se termina el modelo opresor del Estado omnipresente».
Un rápido vistazo a sus aliados y opositores permite ver que Milei es el polo opuesto del guatemalteco Bernardo Arévalo, quien no vacila en definirse «keynesiano» y por ende, favorable a un Estado omnipresente. Arévalo además, es promotor de la «agenda 2030», como queda claro cada vez que usa el llamado «lenguaje inclusivo». Contrariamente, en su primer discurso como electo, Milei saludó a «todos», respetando el idioma español.
Además de esos datos, la forma en que ambos hicieron carrera y campaña política los muestra como diametralmente opuestos: Milei comenzó una lenta campaña «de a pie», dando clases de economía liberal en parques y espacios públicos de su país, usando siempre como fondo musical bandas de rock argentino. Esto, precedido por una carrera pública que incluyó publicaciones periodísticas, actuación en obras de teatro y constante participación en programas de opinión y entrevistas.
Diputado desde 2021, cada mes sorteó su salario de legislador y demostró que se sostiene con ingresos obtenidos de actividades privadas. Durante la primera vuelta, Milei denunció que el peronismo habría hecho intentos de fraude en su contra, y en su toma de posesión agradeció efusivamente a los fiscales la defensa de los votos. Sus resultados electorales coincidieron con las encuestas.
Arévalo, por el contrario, es un funcionario que ejerció la diplomacia y trabajó en ONG´s, prácticamente desconocido hasta después de la segunda vuelta que ganó sorpresivamente. Las encuestas lo ubicaban en el número 11 y un dato inaudito es que muchos de sus votantes ni siquiera sabían que actualmente, es diputado al Congreso. Lejos de renunciar a su sueldo, lo sigue cobrando puntualmente cada mes en el Congreso, aunque desde la campaña no acude a trabajar. Su partido se inscribió con señalamientos de firmas falsas y las elecciones de Guatemala están bajo escrutinio por las dudas que motivaron.
No puede haber dos líderes políticos y dos formas de hacer política más disímiles que Arévalo y Milei. Sin embargo, inmediatamente después del triunfo del argentino, más de un simpatizante de Semilla intentó parangonar a ambos personajes, llegando al extremo de escribir en redes: «¡Vivan Arévalo y Milei!».
Otros «expertos» de las redes sociales «hilaron más fino» y compararon el proceso argentino con el guatemalteco, afirmando que «no es cuestión de ideologías sino de democracia» y ensalzando a Massa por aceptar la derrota electoral. Finalmente, se intenta marcar distancia entre la derecha guatemalteca, presentada como obtusa y cavernaria, y la derecha liberal libertaria que representa Milei, al que intentan presentar como afín argumentando sus críticas a los políticos mercantilistas, que obviamente no son de derecha en Argentina ni en ningún lugar del mundo.
Lamentablemente para estos soñadores, la derecha guatemalteca, si bien no está articulada en un movimiento como La libertad avanza, y por el momento carece de un líder visible, detenta exactamente los mismos valores que Javier Milei: gobierno limitado, libre comercio y la ley por encima de todo. Obviamente, entre los valores explícitos que Milei ha mencionado más de una vez, está el derecho a la vida desde su concepción.
Todo ello y probablemente muchos otros elementos, permiten asegurar que entre Arévalo y Milei, no existe punto de comparación. Cabe definirlos como «candidatos antípodas».