Senado de EE.UU. denuncia que se retrasó advertencia sobre riesgos cardíacos de vacuna contra la COVID-19
Informe señala que la administración Biden minimizó los casos de miocarditis asociados a vacunas de ARNm. Según el documento, funcionarios federales de salud sabían del posible efecto adverso desde inicios de 2021, pero decidieron no emitir alertas inmediatas ni formales.
Redacción
Un nuevo informe del Senado de Estados Unidos, divulgado este 21 de mayo por el republicano Ron Johnson, acusa a la administración del presidente Joe Biden de haber retrasado deliberadamente la advertencia al público sobre el riesgo de miocarditis vinculado a las vacunas contra la COVID-19.
El documento, de 55 páginas y resultado de una investigación liderada por el Subcomité Permanente de Investigaciones del Senado, indica que agencias como el Departamento de Salud y Servicios Humanos (HHS), los CDC y la FDA optaron por publicar “consideraciones clínicas” en lugar de una alerta oficial a través de la Red de Alerta Sanitaria (HAN, por sus siglas en inglés), el principal canal para informar emergencias sanitarias en EE. UU.

Advertencias ignoradas
El informe señala que en mayo de 2021 los CDC discutieron emitir una advertencia sobre los casos crecientes de miocarditis, especialmente entre adolescentes y adultos jóvenes, pero finalmente optaron por una publicación discreta en su sitio web. Incluso antes, en febrero de ese año, autoridades sanitarias israelíes habían advertido a EE. UU. sobre un aumento notable de casos tras la aplicación de la vacuna de Pfizer.
También se documenta que funcionarios estadounidenses se comunicaron con representantes de Pfizer y Moderna, mientras que datos internos del Departamento de Defensa ya sugerían un vínculo entre la miocarditis y las vacunas de ARNm. A pesar de ello, los cambios en el etiquetado de las vacunas no se realizaron sino hasta finales de junio de 2021.
Retraso con consecuencias
Para Johnson, la demora fue intencional y políticamente motivada. “El gobierno ocultó información sanitaria crucial al Congreso y al pueblo estadounidense”, afirma. Según el informe, al 25 de abril de 2025, el sistema VAERS había registrado más de 38.600 muertes y más de 1,6 millones de eventos adversos globales vinculados a las vacunas contra la COVID-19.
Uno de los datos más alarmantes es que el 25% de esas muertes ocurrió en las primeras 48 horas tras la inoculación, una cifra que contrasta con las 2.663 muertes relacionadas con la vacuna contra la gripe reportadas en 35 años.
“El historial de eventos adversos de las vacunas contra la COVID-19 no tiene precedentes. Aun así, las agencias insisten en su seguridad sin mostrar datos concluyentes”, subraya el informe.
Exigen transparencia total
Johnson concluye que el manejo de la información sanitaria durante la pandemia representa un “fracaso institucional” que debe corregirse. El senador exige la divulgación inmediata de todos los documentos retenidos por las agencias y una auditoría completa de los procesos de autorización y comunicación pública.
“La información generada con dinero público debe estar al alcance del pueblo. No es aceptable que haya sido ocultada durante años”, sentencia el documento.