Ni conciliación, ni paz
M.s.C. Mario Mérida
La utopía de la paz ancestral
La investigación del pasado es utilizada por los demagogos para construir la posverdad, con el fin de convencer a la escasa población que se interesa por conocer la historia nacional, de que antes del arribo de los españoles estas tierras superaban el Edén bíblico. Pero los últimos acontecimientos, producto del enfrentamiento entre pobladores de Santa Catarina Ixtahuacán y Nahualá, Sololá, y otros más lejanos en el tiempo, demuestran lo contrario: «Comenzó entonces la revuelta contra el rey Quikab de parte de los quichés y también contra la parcialidad del rey. La revuelta se propagó y la parcialidad del rey fue destruida junto con los jefes principales… El rey Quikab se humilló ante los soldados y estos regresaron entonces con el propósito de DESTRUIR Y MATAR A LOS SEÑORES XAHIL… Pero cuando la revuelta estaba a punto de terminar, comenzó de nuevo contra nuestros abuelos.» (Recinos, 1950: 97-99). Cita de José Ramón González Ponciano «ALGUNAS CONSIDERACIONES SOBRE QUICHES Y CACKCHIOUELES: ANTAGONISMOS Y DESCOMPOSICIÓN».
A menudo, se acusa al ejército de haber roto la armonía y la cosmovisión heredada de los mayas. Olvidan mencionar que la segunda etapa de la guerrilla surge con el asesinato del finquero José Luis Arenas (07-06-1975) en la finca La Perla, Chajul, por el Ejército Guerrillero de los Pobres (EGP), organización que contaba con un alto número de indígenas y cuya acción provocó un éxodo masivo de la población autóctona que habitaba en ese lugar.
La paz fue el pilar del Plan de «Campaña Victoria 82» y de los siguientes planes. Esto dio sentido a los OBJETIVOS NACIONALES del anexo «H»: 1. Hacer sentir a la ciudadanía que la autoridad está al servicio del pueblo, y no el pueblo al servicio de la autoridad» y 2. «Lograr la reconciliación de la familia guatemalteca en beneficio de la paz y la concordia» y sustentó la primera reunión con URNG en Madrid (1987). Además, de reforzar esta campaña militar, con el apoyo al Grupo Contadora, integrado por México, Venezuela, Panamá y Colombia (22/08/1983), para promover la paz en Centro América, principalmente en nuestro país. Esta decisión del Jefe de Estado Mejía Víctores, facilitó la instalación de la Asamblea Nacional Constituyente, para la discusión de una nueva Constitución y la realización de elecciones generales (1985)
El acuerdo de Oslo (23-06-1994) también adoptó la paz. Este «… mandaba que el proceso de investigación fuese esclarecedor, objetivo, imparcial y con absoluta equidad. Tenía como finalidad la elaboración de un informe que ofreciera elementos objetivos de juicio sobre lo acontecido y, sobre la base de ello, la formulación de recomendaciones para favorecer la paz y la concordia nacional».
Los que lucharon por la paz (1975-1996) contemplan cómo esta languidece, mientras que aquellos que se enriquecieron de ella le dieron la espalda y las generaciones actuales no comprenden su valor, menos el costo pagado.
Firmar la paz fue fácil, construirla es la agenda pendiente
La traición inicial a la paz, fue la construcción de un monumento que la representa con dos manos izquierdas; no obstante, el ejército fue consecuente con el precepto de Hobbes en el sentido de que: «… cada hombre debe esforzarse por la paz, mientras tiene la esperanza de lograrla – en el caso de las FF. AA fue consolidarla- (Leviatán).
Esto me llevó a proponer la participación de por lo menos dos representantes del Ejército y de la URNG en la Comisión de la Verdad o Comisión del Esclarecimiento Histórico (CEH), pero decisiones foráneas lo vedaron.
La identificación de las causas del enfrentamiento armado fue un compromiso (1987), pero desde el exterior se manipuló el propósito de la CEH; para ello, basta leer el informe de la embajadora Marilyn McAfee al Departamento de Estado sobre la integración de la Comisión de la Verdad (20/01/1994): «En cualquier caso, al tratar esta cuestión (Comisión de la Verdad), debemos ser cautelosos y evitar dar la impresión de que estamos preparando un diseño para una comisión de la verdad o, por el momento, de que adoptemos una postura sobre si debiese ser incluida en un acuerdo. Hacer cualquiera de las dos cosas identificaría los temores latentes de que los Estados Unidos elaboren una lista de depurables y complicaría el proceso de paz. Nuestra exploración debería ser preliminar, multilateral donde sea posible y hecha de la manera más discreta posible. Creemos que también sería útil que el Departamento -de los EE.UU., porque no hay otro- ordenara a la comisión estadounidense ante la ONU hablar con los representantes de los amigos en Nueva York y, si ellos están de acuerdo, con Jean Arnault y/o Marrack Gouldin, para obtener su perspectiva sobre la seriedad de este problema.». La comisión de la verdad- (Mérida Mario. La historia negada. 2010. 2da. Edición)
La primera decisión de la CEH, fue negar que los orígenes del enfrentamiento derivaron de la Constitución surgida de la revolución de octubre de 1944, que prohibió: «…el establecimiento de congregaciones conventuales y de toda especie de instituciones o asociaciones monásticas, así como la formación y el funcionamiento de organizaciones políticas de carácter internacional o extranjero…» (Art. 32). Es decir, el cierre de los espacios de participación política, que citaron como una de las causas en el informe.
Guatemala, un Estado anticomunista
El comunismo fue una condicionate ideológica que se replicó en las Constituciones (1956 y 1965), en alineamiento con el macartismo norteamericano (1950/1956), hasta desaparecer definitivamente en la última constitución (Art. 223. Libertad de formación y funcionamiento de las organizaciones políticas. 1985).
No obstante, los antecedentes ampliamente conocidos con relación a la intervención cubana, su mención se redujo a dos párrafos. Sobre el aporte de Fidel Castro hay mucho que decir luego que se declaró enemigo del imperialismo yanqui y aceptó el tutelaje de la Unión Soviética, lo que generó el reacomodo geopolítico en la región centroamericana -que aún persiste con el Triángulo Norte- e indirectamente estimuló las insurrecciones desde la Unión Soviética, vía Cuba convertida en una plataforma estratégica que le facilitó continuar a pocas millas de los EE. UU. Este contexto acabó de definir el marco ideológico con la formación de la Organización Latinoamericana de Solidaridad, OLAS (La Habana, 31/julio/1967), que tenía entre sus finalidades «Coordinar la lucha contra el imperialismo norteamericano para lograr una respuesta conjunta de los pueblos latinoamericanos a su estrategia continental».
Llegar a la firma de la paz no fue fácil, aunque no hay que soslayar algunos hechos internos y externos que favorecieron el desenlace. La designación del Licenciado Ramiro de León Carpio -ex procurador de los DD. HH-, dio nuevos bríos al proceso, además del tácito apoyo militar a la comisión negociadora a cargo del doctor Rosada. En el plano internacional, hay que mencionar la caída del muro de Berlín (1989) y la continuidad de la suspensión de la ayuda militar de los EE. UU (1990) a los gobernantes guatemaltecos.
El gobierno del presidente Arzú, completo el ciclo de la búsqueda de la paz, al respecto vale la pena citar algunas variables intervinientes, entre ellas: Acercamiento extraoficial con la URNG, ante de tomar posición como presidente; la designación del licenciado Porras; la purga de los oficiales generales, denominados como de la línea dura mediante el denominado retiro voluntario y el cese unilateral de fuego en los primeros meses de su gobierno.
La finalización del enfrentamiento armado interno, dio paso a la confrontación ideológica solapada a través de los medios de comunicación y el apoyo internacional de países europeos y nórdicos. Esta vez, con la excusa que sin justicia no hay paz, siempre que se tratase de aplicarla a exmiembros de las fuerzas armadas, policias y integrantes de lo comités voluntarios de defensa civi (CVDC), baluarte de la sobrevivencias de sus comunidades.
Basta recordar el regocijo de los extranjeros al momento de escuchar la sentencia en contra del General Ríos Montt proferida por la juez Iris Yazmin, quién un arranque de emoción agradeció a la barra de personas foráneas con venias, aplausos y el puño en alto en señal de victoria o de manifestación de servilismo. La fotografía publicada por algunos de los medios de comunicación, lo confirma.
En nuestro país, no se trató de juzgar a los supuestos los responsables de violaciones a los DD.HH -militares e insurgentes-, sino de condenar a determinados funcionarios militares o políticos para saciar la sed de venganza de quienes capitularon tardíamente, después de agitar a miles de indígenas sin entrenamiento, que nunca conocieron a los mandos de la guerrilla hasta verlos retratados en los medios de comunicación después de la firma de la paz. Sobre esta selectividad, ya se había pronunciado publicamente en el año 2000 el profesor Tomuschat:“Creo que hay personas que deberían ser procesadas, sería bueno identificarlas y procesarlas…”
La aceptación y soporte diplomático al Grupo de Contadora por el gobierno militar, como lo fue el esfuerzo de los funcionarios de los países participantes, Así como, el apoyo de tres Premios Nobel -Alfonso García Robles, Gabriel García Márquez y Alva Myrdal-, secundados por el primer ministro sueco Olof Palme; a los que se sumaron los gobiernos de François Mitterand, de Francia, y Felipe González, de España.









