Rigoberta Menchú ¿mexicana? El ocaso de la “activista guatemalteca»
Por Julio Abdel Aziz Valdez
Introducción: guatemaltecos en el extranjero ¿siguen siéndolo?
Pensé que el tema de lo étnico en los últimos días se había agotado para mí, pero a sugerencia de una colega, quien me solicitó dar mi opinión al respecto y dado lo cercano con la controversia de la viceministra de Desarrollo, la señora Berta Zapeta, creo que cae como anillo al dedo.
Tres son los personajes guatemaltecos que reconocidos internacionalmente en la actualidad, a saber: Ricardo Arjona el gran intérprete, arreglista y compositor de música pop, con 16 discos en su haber, numerosos premios a la música en Estados Unidos como Grammy o Billboard, así como Carlos Enrique Luna Lam mejor conocido como “Cash Luna”, líder de su propia congregación neopentecostal llamada Casa de Dios que tiene presencia en muchos países del continente americano
Por último, no por ello menos importante, Rigoberta Menchú Tum premio Nobel de la Paz 1992, que salta a la fama mundial luego de que se publica el libro Mi nombre es Rigoberta Menchú y así me nació la conciencia, en 1983 y, que en ese mismo año se diese a conocer por el documental llamado Cuando las montañas tiemblan. Tanto el libro como el film fueron divulgados mundialmente, especialmente en el ámbito académico y en los círculos de solidaridad y agrupaciones de izquierda en Europa, Estados Unidos y todo el continente americano.
Los tres personajes mencionados tienen en común la nacionalidad, pero solo dos de ellos asumen con orgullo su identidad cultural y nacional ante el extranjero.
Podríamos mencionar a tantos otros guatemaltecos además de a estos tres: deportistas, científicos, empresarios, vaya hasta políticos, y la tendencia es la misma. Rigoberta Menchu ahora comparte la condición de Luis Von Ahn, han asumido la nacionalidad del país donde tienen sus intereses personales, económicos y políticos, coincidentemente ambos poseen mucha afinidad ideológica y una fuertísima base financiera.
Rigoberta Menchú, ahora mexicana
El 16 de julio del presente año, la señora Rigoberta Menchú, Premio Nobel de la Paz 1992 recibió su carta de naturalización mexicana en manos del mismísimo Canciller de México, o sea, a partir de este día ella es mexicana, valga la aclaración dejara se ser considerada activista o líder guatemalteca, o vaya, cabría la pregunta si el premio Nobel recibido seguirá considerándose como guatemalteco-
En realidad eso no importa, pero para el gobierno del país vecino, que la Nobel ahora sea mexicana, es de trascendental importancia, y muy conveniente, porque cabe en la narrativa oficial de Sheinmbaun. Al ser mujer indígena, no es incómoda porque su activismo forma parte de la agenda de gobierno mexicano y, mejor aún, no tiene ningún tipo de arraigo local, o sea, ella no le importa a la disidencia política porque aun con esta nueva nacionalidad, jamás será considerada mexicana.
A ver, esta noticia no es de extrañar. Si se ve desde otra perspectiva, había tardado, no solo porque desde antes de 1980, cuando militantes del EGP quemaron la embajada de España donde secuestradores y secuestrados se inmolaron juntos, la entonces joven activista ya se encontraba en México bajo el amparo del entonces Obispo Samuel Ruiz, hasta la entrega del Premio Nobel de la Paz en 1992, cuando ella decide que la medalla y el pergamino, que la acreditaba como tal, se conservara en el Museo del Templo Mayor de la ciudad de México, y así es hasta el día de hoy. Si se dan cuenta estamos hablando de 45 años de cercanía territorial. Muchos mas de los años que ella tenía cuando sale del país a raíz de sus actividades militantes en la guerrilla.
El presidente mexicano Carlos Salinas de Gortari y su aparato diplomático muy cercano a la izquierda, ven en la permanencia de la premio Nobel de la Paz en su país una gran oportunidad, sobre todo porque ya se oía de movimientos insurgentes de carácter étnico en la frontera olvidada con Guatemala. Adicionalmente este presidente sirvió de garante para el proceso de paz en El Salvador en 1992. Su reconocimiento era mayúsculo. Se le había olvidado de repente que México había sido utilizado como base de descanso para las guerrillas y que en sus universidades había cientos de exiliados centroamericanos propagando las ideas de la revolución.
Rigoberta Menchú de campesina a militante, de militante a diplomática, de diplomática a rock star
Ella no era académica, pero contradictoriamente se movía en ese mundo. Tal era así que a los intelectuales comprometidos con el EGP se les ocurre que dos años y fracción después de la quema de la embajada, que se publicase un libro testimonial de Rigoberta Menchú.
La biografía de una mujer de tan solo 23 años en aquel entonces, pero que hilada finamente por la mano de una antropóloga francesa logra plasmar “la historia de todos los pobres de Guatemala”. Así de arrogante era la pretensión de esta obra, aunque para ser justos no salió de la cabeza de la joven militante. Es más, no cabe la menor duda de que ella solo era una imagen de propaganda, el marketing revolucionario que ideo Gustavo Meoño Brener.
La poca vida militante de Rigoberta Menchú dio un salto enorme al convertirse en una pieza de la estructura diplomática guerrillera, su formación se hizo aprendiendo guiones y dando conferencias de prensa, sabía cuál era su mejor pose frente a las cámaras, qué y cómo decir lo que se necesitaba para destruir la imagen de Guatemala en el extranjero, sobre todo después de la quema de la embajada de España.
En 1982 cuando el libro aún no salía a librerías, la joven Rigoberta ya era parte de una estructura diplomática formada por la alianza URNG llamada DUGO Delegación Unitaria de la Oposición Guatemalteca que luego mutó a RUOG o Representación Unitaria de la Oposición Guatemalteca (en el exilio) cuya contradicción era que a sabiendas que aquellos personajes formaban parte de la guerrilla eran recibidos en Naciones Unidas, en el Consejo de Derechos Humanos y muchas instancias más.
¿Por qué? pues bien, porque todas estas instancias habían sido permeadas por la izquierda y por los discursos de que las guerrillas comunistas luchaban por la justicia, nada más alejado de la realidad, hizo falta ver en que terminaría Nicaragua y Cuba 30 años después y creo que aun así siguen creyendo que las guerrillas hacían lo justo.
Menos de diez años de labor diplomática sirvieron para que quien una vez fuera militante semianalfabeta, resultara postulada al Nobel por el obispo Samuel Ruiz y personalidades como Adolfo Pérez Esquivel, movidos por los comités de solidaridad con Guatemala, que en realidad eran estructuras del frente internacional de URNG.
El objetivo de esos comités era desgastar y aislar al gobierno de Guatemala en el extranjero y esto ocasionalmente ayudase a la guerrilla a tener una mejor postura en la mesa de negociación.
La victoria más grande de URNG durante todo el conflicto fue la otorgación del premio Nobel de la Paz de 1992 a aquella mujer. A partir de ahí, el conflicto ya tenía fecha de caducidad, solo hacían falta los detalles.
En el análisis desarrollado por David Stoll en su libro Rigoberta Menchú y la historia de todos los pobres de Guatemala, da cuenta que la disciplina partidaria de ella se desmorona una vez que es reconocida a nivel internacional. Deja de ser militante y su individualismo se impone. Sería muy difícil para cualquier persona continuar con la narrativa militarista de URNG siendo premio Nobel de la Paz, pero más allá de esto, ella misma se convirtió en referente, la anécdota más significativa es que con el dinero recibido por el comité del Nobel se constituye en México la fundación Vicente Menchú como un homenaje a su padre y que fue su muerte la que precisamente le dio el impulso a su carrera diplomática, pero dicho homenaje duro poco y cuando se constituye en Guatemala lo hace ya como Fundación Rigoberta Menchú. La explicación era que su nombre era el reconocido y no el de su padre.
Rigoberta Menchú, de empresaria exitosa a política fracasada
En el año 2003 la Premio Nobel se asocia con Víctor González Torres, dueño de las farmacias Similares en México para expandir el negocio de farmacias en Guatemala. Dicha alianza se prolongó hasta 2008, cuando por razones desconocidas se disuelve la relación comercial, pero no por ello el negocio dejó el suelo guatemalteco, por el contrario, continúo creciendo.
En el año 2007 el partido Encuentro por Guatemala, (escisión del Frente Democrático Nueva Guatemala, fachada de URNG antes de las elecciones de 1995) se lanza por primera vez a las elecciones a la presidencia de Guatemala, obteniendo un 3,09% de los votos válidos, es de recordar que la intelectualidad asociada a la izquierda comenzó a explicar esta derrota terrible a partir de la existencia del llamado racismo estructural que junto con el patriarcado conspiraron para que la primera candidata mujer indígena no ganase. Pero en realidad es que aquella mujer no tenía arraigo ni reconocimiento local, su vestimenta y apariencias no eran suficientes.
Recordemos que de 1980 a 1992 prácticamente vivió en el extranjero, los primeros años de su joven adultez, luego aparece en los medios cuando se le otorga el Premio Nobel, exceptuando una pequeña estadía en 1991 durante el 2do encuentro de Resistencia Indígena y Popular contra los festejos del 5to Centenario del Descubrimiento de América. Luego no vuelve sino hasta finales de 1996 y parte de 1997, cuando se produce el fin del enfrentamiento armado. Sus estadías son esporádicas porque su apretada agenda no le permite permanecer en Guatemala a pesar de que aquí se encuentra su Fundación.
La lectura interna del partido sobre las elecciones del 2007 si reconocían la falta de arraigo y por lo tanto recomendaban la estrategia de mayor acercamiento al votante. Pero ya entonces Rigoberta Menchú contaba con un grupo de activistas, muchos de los cuales trabajaban para ella en su Fundación y otras Ongs, se les ocurrió por ejemplos que habían visto en otros países, como Ecuador y Bolivia, la creación de un partido indígena, de ahí surge la idea de WINAK, o sea, la idea era conectar con los indígenas a partir de su identidad, los intelectuales seguían sosteniendo que los indígenas eran una sola entidad y que su lucha debía de ir contra el Estado y la dominación de los ladinos, su clase antagónica.
En el año 2011 se repite de nuevo la apuesta, solo que esta vez, y muy a pesar de la Nobel, regresan con sus antiguos camaradas de URNG y ANN, una alianza de la exguerrilla, con casi todos los comandantes con salud, que reconocían en su antigua pupila, la oportunidad para llegar al poder del Estado y hacer posibles los postulados de la revolución. Pero todo se vino a pique, alcanzan 3.22% de votos, solo aumento 0.13 en la preferencia. Era obvio que el problema era ella y el proyecto político detrás. Afortunadamente pudo hacer la lectura objetiva y se retiro definitivamente, no así los partidos políticos que la acompañaron, que se mantuvieron vivos a penas otros 12 años más y eso que han tenido apoyos financieros de agencias internacionales.
¿Nueva vida como mexicana? El epitafio para el activismo local
Una líder sin liderazgo, una empresaria sin empresas, un símbolo solo para quienes en la nostalgia la siguen reconociendo. Tardó 14 años en darse cuenta de que Guatemala ya no era su país, que el reconocimiento político estaba donde ella figura simbólicamente, contradictoriamente no fue en Guatemala donde le nació la conciencia sino en México donde ha decidido pasar los años de su retiro, eso sí, junto con el reconocimiento del Nobel, con el enorme capital que ha logrado acumular como empresaria y conferencista.
Cuando el activismo subvencionado está desapareciendo y mutando en Guatemala, la decisión de Rigoberta Menchú reitera que la solución es la reinvención. Ahora sí, sus visitas a Guatemala serán eso nada más, su hogar definitivo es donde están sus intereses.