La tal «deuda histórica» como arma para desintegrar la Nación
Quod Pertinet-Internacional
A raíz del tal COP16 que desde el pasado día 21 de octubre se está realizando en Colombia, más exactamente en la ciudad de Cali (mi ciudad natal), capital del muy azucarero y pujante Departamento del Valle del Cauca, quise conocer un poco más acerca de la forma como en Guatemala se está enfrentando a esta multimillonaria y agresiva trola “ambientalista” que se quiere imponer en todo el planeta so pretexto de una inexistente “crisis climática”. Tras investigar un poco, decidí escribir al respecto en esta columna de opinión pues como Colombiano, como Valluno, y como Caleño, con la autoridad que me da conocer en detalle lo que estamos padeciendo en mi nación, sobre todo en mi departamento, y con especial ferocidad en mi ciudad natal, me siento en la obligación de advertirles con respecto al despilfarro de dineros públicos, así como a los peligros y las amenazas que considero les están rondando como país.
La verdad es que no tuve que hurgar mucho, pues con tan solo enterarme del origen y de los términos en que se haría la representación de Guatemala en esta tan costosa como inútil pamema izquierdosa globalista denominada COP 16, las alarmas de despilfarro, de peligro y de amenaza se activaron inmediatamente. Para informar con respecto al despilfarro, abordemos el número de integrantes que según el Consejo Nacional de Áreas Protegidas (CONAP) tiene la delegación Guatemalteca que viajó a mi Cali bella, y las respectivas “sabidurías” de estos genios ambientalistas: En las propias palabras del CONAP, se trata de la delegación más grande y diversa que su nación haya enviado jamás a este tipo de “encuentros”, delegación conformada por más de treinta (30) representantes del gobierno y de otros sectores… ¿Se imaginan los diversos “informes de gestión” que presentará esta delegación, lo cuantificables y trazables que serán los resultados de tan sacrificadas “gestiones”, frente a lo que costó ponerlos allá, tenerlos allá, y traerlos de regreso? ¡No hay derecho!
Pero el despilfarro es lo de menos, en mi opinión, cuando confrontado al hecho que se pretende imponer, tanto en el planeta como en Guatemala, una supuesta ”gobernanza de los bosques y de la biodiversidad” a cargo de los ancestralmente improductivos y cada vez más parasitarios, destructivos, y violentos pueblos indígenas. A estas minorías étnicas, de la nada y para tenerlos de tontos útiles para sus propósitos criminales, la izquierda globalista les ha convencido que además de poseer unas jamás probadas ”sabidurías ancestrales”, también deben exigir a naciones civilizadas y prósperas el pago de una supuesta “deuda histórica” a raíz de la incorporación que hace poco más de 530 años se hiciera de sus supuestos antepasados al mundo civilizado. Reitero, emito estas opiniones porque este modelo de nefasta gobernanza indígena ya está implementado en Colombia con cada vez más desastrosos y terroríficos resultados para mi nación. De las conductas criminales que resultan de estos empoderados cacicazgos de indígenas narcotraficantes, no se salvan ni siquiera la mayoría de los miembros de esa reducida etnia de “acreedores ancestrales”.
Afirman en Guatemala los de taparrabo mental, sin prueba ni evidencia histórica, técnica, ni científica alguna que les respalde, que ellos “… como pueblos indígenas, somos la fuerza que protege la biodiversidad global. Sin embargo, a pesar de nuestros aportes, no hemos logrado avances significativos para enfrentar los desafíos del cambio climático, ni a nivel nacional ni global”
Mucha atención hermanos Guatemaltecos, porque de ustedes permitirlo, esos supuestos “sabios ancestrales” una vez se les empiece a conceder tanta vagabundería con ese cuento de la tal “deuda ancestral”, terminarán convertidos en los mayores y más insaciables terratenientes de su nación, muy seguramente condenando a los territorios donde impere su cacicazgo, y de hecho a la nación entera, a un continuo deterioro de la seguridad, a un inatajable descenso en la productividad agrícola, a la llegada del narcotráfico, y en una cada vez mayor destinación de recursos públicos para tratar de satisfacer el insaciable apetito de recursos de esas improductivas minorías. Colombia es ejemplo de toda esta tragedia.
En Colombia, y gracias a una perversa y maquiavélica estrategia que solo ha beneficiado a carteles de narcotraficantes colombianos y de otras naciones del continente, se está implementando desde 1991 y de manera forzada, violenta e inconstitucional, la denominada “JURISDICCIÓN INDÍGENA”. En la práctica, este cuento indigenista ha resultado en que cada año haya que entregar cada vez mayores extensiones de tierra a unas improductivas e insaciables minorías étnicas para que en ellas, además de no producirse nada lícito ni de beneficio para sus tribus, para la región, ni para nadie, pululen sin temor alguno de intervención de la autoridad estatal, los cultivos ilícitos de amapola, de hoja de coca y de marihuana, así como los laboratorios para la producción de clorhidrato de cocaína y los corredores fluviales, terrestres, y aéreos que permitan exportar estas sustancias ilícitas.
¿No me creen? Les voy a proporcionar algunos de los números que arroja toda esta vulgaridad: De los aproximadamente 114 millones de hectáreas de tierra rural que hay en Colombia, 31.6 millones de hectáreas, es decir el 27.6% del total nacional, están en manos de unos corruptos y criminales carteles de burócratas indígenas… Otros números: No obstante y que en Colombia tan solo están registrados 115 pueblos indígenas, el territorio Colombiano está desmembrado por 710 resguardos indígenas distribuidos en 27 de los 32 Departamentos en que se divide Colombia… Más números: En Colombia se estima que tan solo hay 1.4 millones de indígenas, es decir que en las manos de poco menos del 2.6% de los habitantes de Colombia está la tercera parte de la bella y muy fértil tierra rural de Colombia… Sigamos con los números: ¿Saben a cuánto asciende el índice de pobreza multidimensional de estos terratenientes indígenas? Al 86.5%… Último dato: ¿Adivinen cuáles son los principales productos lícitos que arroja la ”sabiduría ancestral” en esos millones de hectáreas de tierra rural? Conocimientos astronómicos, un sistema cronológico, hamacas utilizadas como camas, cerámica, música, y danza… No se rían que esa gente se ofende fácilmente.
A diferencia de nosotros en Colombia que dependemos para la defensa de nuestra integridad territorial de corruptos politiqueros vendepatrias cómplices de terratenientes indígenas, conforme al Artículo 144 del Capítulo Quinto de la Constitución Política de Guatemala, ustedes dependen de su Ejército para garantizar y mantener la integridad del territorio. Ojalá sus uniformados estén a la altura de su misión constitucional y eviten la desintegración de su nación por parte de esa insaciable minoría indígena y de sus cómplices a nivel nacional e internacional.
François R. Cavard M.