Quema del Diablo: antesala de la Inmaculada Concepción
Este domingo 7 de diciembre, miles de hogares guatemaltecos volverán a encender fogatas, faroles y figuras simbólicas durante la tradicional Quema del Diablo, una práctica que marca el inicio del ciclo de celebraciones decembrinas en el país. Aunque para muchos es un acto festivo cargado de colorido, la tradición tiene un trasfondo histórico y cultural que se remonta a la época colonial.
Redacción
La Quema del Diablo se realiza cada 7 de diciembre a partir de las seis de la tarde, previo a la festividad de la Inmaculada Concepción, y originalmente surgió como un ritual doméstico: las familias limpiaban sus casas antes de las fiestas religiosas, acumulaban objetos viejos en las afueras, y los quemaban para “purificar” los hogares.
Con el paso del tiempo, esta limpieza simbólica se transformó en una celebración pública en la que se quema al “diablo”, representado por figuras elaboradas de cartón, papel y madera. Estas representaciones simbolizan la expulsión de lo negativo y la preparación espiritual para la temporada navideña.
Historiadores y antropólogos coinciden en que la figura del diablo aparece como un elemento heredado del imaginario católico colonial, utilizado para contrastar el bien y el mal. Quemarlo es una forma de “romper” con las malas energías, los problemas y las preocupaciones acumuladas durante el año.
En algunos barrios tradicionales, como La Antigua Guatemala o zonas populares de la capital, las figuras se vuelven obras artesanales que recogen elementos de sátira política, denuncia social o temas de actualidad.

Entre tradición y debate ambiental
Durante las últimas décadas, la Quema del Diablo ha generado debates sobre su impacto ambiental. Organizaciones han promovido alternativas como “diablos ecológicos”, luminarias, faroles o eventos comunitarios sin humo. Aun así, la tradición persiste y continúa siendo una muestra viva del folclor guatemalteco.
Las autoridades suelen recordar cada año la importancia de evitar el uso de materiales tóxicos, mantener medidas de seguridad y prevenir incendios domésticos.
La Quema del Diablo no solo inaugura las festividades navideñas, sino que representa la permanencia de una tradición que se reinventa cada año sin perder su esencia: despedir lo negativo para recibir un nuevo ciclo con luz y esperanza.



