¿Qué hacía el grupo de suecos en el TSE?
Durante el allanamiento al Tribunal Supremo Electoral (TSE), un grupo de diplomáticos suecos fue evacuado. Según la agencia Ocote, los diplomáticos estaban en una reunión “relacionada a un apoyo (sic) que ese país ha dado a la institución”. Como socio de NIMD, a embajada sueca se permite incidir en los procesos electorales desde 2011 a fin de introducir en el sistema electoral los ODS.
Redacción
Parece insólito que un grupo de diplomáticos suecos estuviera en el interior del TSE, donde muy pocos ciudadanos guatemaltecos pueden entrar para reunirse con el personal. En primera instancia, la presencia de estos diplomáticos transgrede abiertamente la Convención de Viena sobre relaciones diplomáticas y deja explícito, que para los “países cooperantes”, el Estado guatemalteco es algo que pueden modificar a su conveniencia, previos préstamos y donativos.
La presencia de este grupo de suecos en el TSE es inapropiada desde cualquier perspectiva pero más aún, en este momento en que el ente electoral, que hasta 2011 se preciaba de imparcial y transparente, está siendo cuestionado por mil y una irregularidades evidente.
Por ejemplo, el TSE gastó Q148 millones en un sistema prácticamente decorativo, ya que en su comunicado reconocieron que los datos del TREP “no eran vinculantes”. Es decir, que los datos que todos los guatemaltecos seguimos atentamente desde las pantallas de computadoras o teléfonos, podían no corresponder a la realidad.
Las actas 4 y 8 que el Ministerio Público (MP) busca en los allanamientos, son otra de las puntas de iceberg de tantas irregularidades, que el TSE niega contra toda evidencia. La comparación de esas actas con el resto de documentos podría demostrar la transparencia o ilegalidad del proceso. Y esos son los documentos que los magistrados se negaron a entregar.
Y finalmente, la abierta injerencia extranjera, que según la página de la cooperación sueca, inició para el TSE de Guatemala en 2011 y que tal como la misma página expone, busca imponer los ODS.
Entre otras acciones, este país y su socio NIMD se tomaron la atribución de promover reformas a la Ley Electoral y de Partidos Políticos (LEPP), acompañados por grupos de abortistas guatemaltecas.
Según su página, “la cooperación sueca al desarrollo de Guatemala se rige por una estrategia aprobada por el gobierno sueco, está vigente hasta 2025 y asciende a mil ciento cincuenta millones de coronas suecas (cerca de 090 US$)”.
Derechos humanos, medio ambiente y clima, y desarrollo económico inclusivo son “las actividades” de la cooperación sueca, que entre otros, promueve “la igualdad de género y la justicia transicional (juicios contra veteranos militares), así como el combate a la corrupción y la implementación de los acuerdos de paz”.
Con un simple vistazo a la página de la cooperación sueca es posible inferir qué estaban haciendo los diplomáticos en la sede del ente electoral, otrora respetado y reconocido como imparcial y prístino, hoy un espacio abierto para que “cooperantes” y “técnicos” de cualquier país tengan acceso a los entresijos de las elecciones guatemaltecas.