La maravillosa tecnología
Igumeni Inés Ayau
En una ocasión, hace como 2,025 años se acercó uno a Jesús, el iniciador de nuestra era cristiana y le preguntó qué debía hacer para ir al cielo. La respuesta seguro la recuerdan: cumple los mandamientos. El, un poco arrogante, respondió que lo hacía desde su juventud. Entonces Jesús lo invitó a ir más allá, a ser libre: deja tus apegos a las cosas materiales, sal de la prisión, vuela, sígueme.
Los mandamientos son la base indispensable que no se pueden abandonar. Con esa base firme podemos avanzar y crear lo increíble: la riqueza sin límites a corto y largo plazo para todos e intercambiarla, pues en un intercambio libre todos ganan.
Hoy estamos rodeados de más riqueza que antes, pero tenemos que salir de nuestras prisiones, nuestras seguridades. No podemos estar apegados a nada si queremos salir adelante. Lo único que no puede cambiar son los mandamientos, que los libros de los Evangelios nos cuentan que Jesus los expresaba de formas diferentes según las circunstancias y hasta los resumía en dos.
Una de las riquezas de hoy es la tecnología. Muchos le temen, ya sea porque viene de China o de USA o de Rusia o de India o Guatemala. Los temerosos quisieran que siguiéramos con candelas. Están apegados a lo viejo conocido y a sus miedos. Pero el ingenio humano surge en cualquier lugar y se comparte y debemos acogerlo como lo que es: una oportunidad para crecer como persona y como comunidad. Conozcamos todos sus lados, sus aristas y en vez de prohibir, acojamos, aprendamos y aceptemos el reto de utilizarla sin perder el norte, el límite, que son los mandamientos.
Los que inventan son pocos. Tienen ese don. Los que utilizamos lo inventado, tenemos otros dones y nos toca utilizar las invenciones dentro de las bases firmes para crecer y multiplicar la riqueza sin apegarnos a nada, pues no nos llevamos nada esperando irnos al cielo.