¡Prófugos! Compadre hablado

Cecilio Peláez

Durante los últimos años, ya se está volviendo una costumbre la noticia de reos encontrados muertos dentro de un penal, el caso más escandaloso fue el asesinato del Capitán Byron Lima, detenido y consignado para satisfacer el ego del delincuente Portillo, ametrallado por varios sujetos, eso significa que dentro del penal, los reos poseían armas automáticas y que las mismas fueron introducidas con la venia de las autoridades de gobierno encargadas de administrar el centro preventivo.

En su esencia, el crimen quedó impune por más esfuerzo que hicieron de culpar a otro reo con una condena de cientos de años encima. Una más no importaba.

Ahora el escándalo sobre la fuga de veinte reos de altísima peligrosidad es descubierto días después, muchos días después. Justo cuando ya tuvieron tiempo de asegurar su clandestinidad y dentro del tiempo en que el presidente impuesto anda fuera del país durante muchos días sin mayor objeto, no se sabe -salvo la foto con su pastel y otra con el Papá- donde diablos anda, que hace y cual es el objeto.

Tanto las muertes dentro de un penal, sea quien sea, como las fugas, son condiciones gravísimas que deben pesar penalmente contra las autoridades responsables.

Si señor, todas las autoridades, de cabeza a pies. Porque de no sentarse precedentes al respecto, estamos haciendo añicos todo el andamiaje legal que el Estado ha tratado de imponer mediante enormes inversiones de fondos públicos, para llevar la sensación de bienestar y seguridad a la población.

Será que los policías que capturaron a estos cacos duermen tranquilos sabiendo que andan libres y clandestinos?

Será que los fiscales y sus auxiliares que se esforzaron en reunir pruebas están en paz y tranquilidad sabiendo el significado y magnitud del peligro latente?

Y que decir del tribunal de sentencia que se animó a dar la cara por el fortalecimiento del estado de derecho?

Y los magistrados que no cedieron en la apelación? etc etc.

Este asunto es más grave de lo que superficialmente se conoce, con el agravante qué, aunque el director del sistema penitenciario alegue que no fue fuga sino evasión: qué diferencia a una de la otra en la realidad de los hechos o gramaticalmente hablando?

Aquí no es de despedir funcionarios, del ministro hacia abajo deberían estar YA! A buen resguardo y no en el Mariscal Zavala, en una bartolina de la zona 18, mientras se captura a Bernardo.
Veremos con qué perorata nos resulta en algún chat evadiendo dar la cara cuando se le pregunte si es cierto -como lo aseguran- que corrieron cuarenta millones de quetzales para tan bochornoso evento.