Panettone, ícono navideño
Desde sus comienzos hasta convertirse en un ícono mundial, el panettone ocupa un lugar especial en las mesas navideñas, evocando historias, leyendas y el inconfundible sabor de las festividades.
Redacción
El panettone, símbolo indiscutible de la Navidad, no solo es un dulce italiano, sino un legado que fusiona historia, leyendas y costumbres. Este pan dulce, esponjoso y enriquecido con frutas, ha recorrido siglos para convertirse en un emblema mundial de las celebraciones navideñas.
Hoy, el panettone es mucho más que un postre. Representa unión, tradición y el espíritu festivo. Su preparación, que puede llevar varios días debido a los procesos de fermentación, simboliza paciencia y dedicación, cualidades que resultan con los valores de la temporada navideña.
Leyendas que forjaron el mito
La historia del panettone remonta sus primeros pasos al Imperio Romano, cuando los romanos endulzaban panes con levadura utilizando miel. Aunque esta práctica sentó las bases, el panettone que conocemos hoy evolucionó a lo largo de la historia gracias a las tradiciones italianas.
Dos historias destacan en la rica tradición oral del panettone. La primera cuenta que Ughetto Atellani, un noble del siglo XV, creó este postre para ganarse el corazón de la hija de un panadero. La segunda leyenda sitúa su origen en el corte de Ludovico el Moro, donde un cocinero quemó el postre navideño, y Toni, un humilde lavaplatos, improvisó un pan dulce con los ingredientes restantes. De aquí surgiría el nombre «pan di Toni» , que con el tiempo evolucionó a panettone.
Tradiciones medievales y perfección milanesa
En Milán, antes de 1395, la panadería de los Rosti tenía el privilegio de hornear pan de trigo, un lujo reservado para ocasiones especiales como la Navidad. Este pan, inicialmente distribuido como obsequio, se convirtió con el tiempo en el precursor del panettone.
La tradición medieval italiana también marcó el camino del panetón. Durante la Edad Media, era común preparar panes especiales para festividades, utilizando los ingredientes más preciados de la época: harina refinada, mantequilla, frutas confitadas y miel.
Fue en Milán donde estas costumbres convergieron para dar vida al panettone tal como lo conocemos, con su característico formato alto y esponjoso, perfeccionado gracias a la técnica de fermentación prolongada.
El panettone en la modernidad
El panettone trascendió las fronteras italianas en el siglo XX, impulsado por la industrialización. En 1919, Angelo Motta revolucionó su producción al incorporar moldes cilíndricos y un proceso de levadura que otorgaba mayor altura y textura suave. Esto marcó el inicio de su popularización global, convirtiéndolo en un ícono no solo en Italia, sino en países de América Latina, especialmente en Argentina y Perú, donde se integró en las costumbres navideñas locales.
Hoy, el panettone es mucho más que un postre. Representa unión, tradición y el espíritu festivo. Su preparación, que puede llevar varios días debido a los procesos de fermentación, simboliza paciencia y dedicación, cualidades que resultan con los valores de la temporada navideña.
Su versatilidad ha dado lugar a innumerables versiones: desde las clásicas con frutas confitadas y pasas, hasta opciones gourmet con chocolate, avellanas o rellenos de crema. Sin importar la variante, el panettone sigue siendo un puente entre generaciones y culturas.
Ya sea que lo disfrutes acompañado de un café, un vino espumoso o simplemente por sí solo, el panettone continúa siendo un recordatorio de que, en cada bocado, se esconde un pedazo de historia.