OMS fracasó en tratado de pandemias; Guatemala abordó el tema con total opacidad
El viernes, quienes promueven la libertad como uno de los valores más importantes, celebraron las declaraciones de Roland Driece, copresidente de la comisión de la OMS a cargo de negociar el tratado de pandemias. Dierce reconoció ante todas las agencias noticiosas internacionales que la reunión anual de ministros de Salud no incluirá la discusión del tratado, ya que «los países no habían sido capaces de presentar un borrador».
El 25 de mayo inició la 77 Asamblea Mundial de la Salud, y los globalistas se frotaban las manos esperando la firma de un tratado esclavizante, que subordinaba a cada país en el abordaje de las «pandemias» a los caprichos o dictámenes de la OMS. Afortunadamente, después de dos años de negociar, los países no llegaron a un acuerdo y el tema no se debatirá en esta asamblea.
Entretanto, Tedros Adhanom, jerarca de la OMS, insiste en que «harán todo lo necesario hasta que se firme el tratado» (si algún día los 196 países miembros se ponen de acuerdo y redactan el borrador final).
Para Adhanom no es suficiente el reconocimiento de las farmacéuticas sobre los efectos devastadores de la droga experimental contra el coronavirus, ni la miseria generada por los arbitrarios encierros, o el uso del absurdo «cubrebocas» que promueve más enfermedad que salud.
Adhanom es muy conocido por varios crímenes relacionados con pésimo abordaje de la salud en su país, Etiopía, donde sin ser médico, se involucró en temas como VIH Sida, con nefastas consecuencias. Su postura totalitaria no es de extrañar, ya que es muy conocida la pertenencia del funcionario a un partido marxista señalado por diversos crímenes en Etiopía.
Las posiciones en torno al tratado son claras: los gobernantes de izquierda, como el español Pedro Sánchez, desean que la gestión de «pandemias» decretadas por la OMS quede a cargo de esa entidad. Similar posición adoptaron mandatarios mercantilistas, como el ex presidente guatemalteco Alejandro Giammattei, cuyo gobierno fue un entusiasta promotor del convenio.
Bernardo Arévalo ni siquiera aludió al tema en las últimas semanas, pero la posición del suspendido partido Semilla durante la pandemia, cuando sus influencers y diputados le predecían toda clase de desgracias a quienes no quisieron ser parte del experimento, así como la orientación globalista del gobierno, permiten inferir que Guatemala hubiera sido uno de los primeros signatarios del tratado.
El tema, que es de trascendencia mundial, porque amenaza lo único que la mayoría posee por el momento: la soberanía sobre el propio cuerpo, pasó desapercibido en Guatemala, donde la opinión pública se volcó en el lamentable caso de Farruko Pop, asesinado por un grupo criminal de tantos que existen y se reproducen actualmente.
Sin restar importancia al asesinato, los comentarios y capturas consiguientes, es muy lamentable que ni el ministerio de Salud Pública y Asistencia Social, ni el gobernante o los cientos de «opinólogos» afines al gobierno en redes, hayan mencionado una sola palabra del tema.
Impresionante el nivel de desinformación en que el régimen guatemalteco trata de mantener a la ciudadanía, que cualquier día podría despertar subordinada a los dictados de una organización como la OMS, gestora de las farmacéuticas y presidida por un marxista señalado de actos genocidas.
El retardo en la firma del tratado fascistoide es una pequeña victoria de la libertad ante los intentos globales de consolidar una tiranía mundial, donde a partir del control de la salud, se pase a controlar la agricultura, el agua y la energía.
Es de esperarse que los países jamás lleguen al mentado acuerdo, pero si esto sucediera, el Congreso guatemalteco deberá dejar de lado sus múltiples intereses personales y evitar que ese despropósito digno de ciencia ficción cobre vigencia en este país.
Los guatemaltecos deben buscar información en las páginas oficiales de las entidades involucradas: OMS por ejemplo, así como en las noticias de agencias internacionales ya que, como sucedió con el fallido tratado de pandemias, en el mundo suceden muchas cosas que el gobierno omite mencionar pero competen a todos.