Observar desde el balcón, para una mejor percepción de los acontecimientos
Anteriormente escribí acerca del tema que sirve de título al presente artículo, el cual está vigente nuevamente por estos días.
El término “subir al balcón” lo conocí durante el Diplomado en Gerencia Social para Directivos (INAP-INDES/2004), que reunió a una diversidad de personas con quienes coincidimos parcialmente en algunos temas nacionales; sobre todo en lo que se refería al estado critico de la nación y, en lo que deberíamos hacer para mediar en su favor. No obstante, la intención no fue suficiente y la mayoría de las veces tuvimos algunas discrepancias por cuestiones religiosas, étnicas o sectoriales. Cuando la discusión derivaba en un pulso verbal, la recomendación grupal era “subamos al balcón”, técnica recomendada para tener una visión más equilibrada de lo observado (“Supere el no”. Ury William. 1993).
La descripción de los acontecimientos nos llega a través de los medios de comunicación social, redes sociales o de personas que se enteran antes. Asi, como de organizaciones y grupos especializados que realizan una labor similar a la de los medios. Es decir, cuentan con una estructura dedicada a la búsqueda, procesamiento y difusión de información, con la diferencia de que este esfuerzo tiene otros fines, que pueden ser lícitos o ilícitos.
Opinar públicamente requiere observar los acontecimientos desde “el balcón”, pero esto no ocurre frecuentemente, ya que en la mayoría de los casos las apreciaciones sobre un hecho están influenciadas por la ideología, el conocimiento y la experiencias de quienes analizan la coyuntura. Igualmente ocurre con las personas que escuchán o leen y luego comparten su opinión. Esto se confirma fácilmente al oír la diversidad de opiniones en los programas radiofónicos a micrófono abierto, en los twitts y en programas televisivos, que confirma el rol del público receptor, como juez validador y repoductor de los comentarios acerca de los acontecimientos.
La variedad de opiniones que sirven de insumo para el analisis se debe en parte, a que “nunca habíamos tenido tanta información ni tantas oportunidades para debatir la actualidad. Sin embargo, en lugar de presenciar debates rigurosos y honestos, la relación entre los políticos, los medios de comunicación y la sociedad se caracterizan hoy en día por la desconfianza y la apatía” Thompson Mark.2017. “Sin Palabras: ¿Qué ha pasado con el lenguaje de la política?”.
La desconfianza y apatía acerca de la realidad nacional se comprende con la respuesta “SIN PALABRAS”, que generalmente surge de manera expontánea cuando platicamos sobre el rumbo del país. Lo cual describe la valoración que la ciudadanía concede a los políticos y expertos, que cotidianamente se expresan a través de los medios de comunicación. La aceptación o descalificación pública de los opinadores multiplica o reduce la audiencia y lectura de estos; espacios que para bien o para mal son sustituidos por las redes sociales cuya amplitud para comunicar y desinformar es ilimitada.
En períodos de tensión social, política o económica, hay que al “subirse al balcón”, pero acompañado de los otros interesados en observar la dinámica del suceso, para encontrar las causas que desencadenaron la coyuntura.
Un ejemplo, que recrea la situación actual son los variados cuestionamientos, que se oyen a favor y en contra de los profesionales Miquel Cortés y Raúl Arévalo, elegidos por el Foro de Rectores para presidir las comisiones de postulación a la Corte Suprema de Justicia y Cortes de Apelaciones, así como la legitimidad o ilegitimidad de los distintos grupos, que trabajan para llevar algunos de sus agremiados a estos espacios. Debate que ha incorporado a otros sectores, debido a la invitación que el presidente Arévalo hizo a la comunidad internacional, para observar el proceso de elección de estas Cortes. Cuyos, resultados seguramente serán impugnados por quienes se consideren afectados.
Sin pretender dar lección alguna sobre la técnica de “Subirse al balcón”, compartó las reflexiones Giovanni Sissa (2024[1]), quién plantea la necesidad de responder a las siguientes preguntas para hacerlo con mayor imparcialidad: 1. ¿Qué patrones de comportamiento veo en el grupo o grupos?, 2. ¿Qué factores externos e internos influyen en la situación? Analizar las influencias del entorno externo, como cambios en el mercado o la competencia, y los factores internos, como la cultura organizacional o las capacidades del equipo, que podrían impactar en la situación actual, 3. ¿Cómo mejorar la colaboración y comunicación -interna y externa-?, 4. ¿Cuáles son las implicaciones a largo plazo de nuestras decisiones actuales? Y 5. ¿Qué está sucediendo realmente y de qué estamos hablando verdaderamente en esta situación? Interrogantes, que resultan validas, para evaluar los contenidos que nos llegan de las diversas fuentes de información.
Mario Mérida, 07(06/2024
[1] Consultor de Capital Humano | Coach Ejecutivo | Director Independiente.2 de junio de 2024