Nuestra Señora de Guadalupe: un diálogo que comenzó hace 492 años
Entre el 9 y el 12 de diciembre de 1531, el indígena mexicano Juan Diego Cuauhtlatoatzin, recientemente convertido al cristianismo, fue testigo y partícipe del milagro que originó el culto mariano más popular del mundo: la veneración a la Guadalupana, no solo madre de México sino de todos los fieles hispanohablantes que este día recuerdan ese momento trascendental.
Redacción
La Iglesia Católica y los fieles hispanoamericanos iniciaron un diálogo continuo en 1531, cuando el hoy santo Juan Diego Cuauhtlatoatzin fue escogido por la santísima virgen María para actuar como emisario entre los pueblos indígenas de México y el obispo fray Juan de Zumárraga.
Juan Diego, recién converso, no comprendía por qué el 9 de diciembre, luego de escuchar un canto, vio a una mujer vestida con ropajes «tan resplandecientes como el Sol» que le dijo: «Juantzin, Juan Diegotzin» y le pidió que llevara un mensaje al cabeza de la Iglesia: en el lugar se debía construir una «casita sagrada».
El primer día, el obispo el obispo le pidió que volviera después. El 10 de diciembre, le solicitó una señal del milagro. el 12, Juan Diego supo que su tío estaba gravemente enfermo y tomó un camino diferente para no encontrarse con la Virgen. Iba a buscar a un sacerdote para que asistiera a su tío y cerca del Tepeyac, nuevamente se le apareció la virgen,diciéndole que su tío ya estaba curado.
Juan Diego le pidió la señal para el obispo y ella le indicó que subiera al cerro, donde encontró un jardín lleno de flores perfumadas que presentó a la Virgen, quien las acomodó en la tilma del humilde emisario. Al llegar ante el obispo, extendió la tilma de la que cayeron las flores pero más aún, en la tela estaba impresa la imagen que hoy conocemos como Virgen de Guadalupe y es venerada por toda la cristiandad, especialmente Hispanoamérica.
Datos históricos
Antonio Valeriano (1522-1605), sabio y gobernante indígena, escribió en náhualt el Nican Mopohua, donde se reseña detalladamente el milagro guadalupano, ampliamente conocido por todos los católicos.
La aparición, conocida como Milagro de las rosas o de las flores, cambió el rumbo de la cristiandad e inició un diálogo cariñoso entre los fieles católicos y la santísima Virgen María, que desde entonces, es venerada especialmente en Hispanoamérica, donde es símbolo y referente de la religiosidad católica.