Ministro de Finanzas entrega al Congreso proyecto de presupuesto de Q163 mil millones
Ministro de Finanzas entrega al Congreso proyecto de presupuesto de 163 mil millones de quetzales
El ministro de Finanzas llegó al Congreso de la República para entregar el Proyecto de Presupuesto 2026, que asciende a 163 mil millones de quetzales, un 6% más que el vigente. Se trata del plan fiscal que marcará el tercer año de Bernardo Arévalo, pero que llega cargado de contradicciones: más dinero para el Estado, pero sin resultados visibles para la población.
Redacción
Con la entrega del proyecto de Q163 mil millones, la responsabilidad recae ahora en el Congreso de la República. Los diputados deberán analizar si el incremento del gasto público responde realmente a las necesidades del país o si se trata de otro presupuesto inflado que aumentará la deuda sin garantizar resultados.
La labor del Legislativo no puede limitarse a convalidar cifras; le corresponde ejercer un control riguroso, exigir explicaciones al Ejecutivo y evitar que este plan se convierta en un cheque en blanco para más despilfarro y corrupción.
Comunicaciones: el gran ganador con carreteras en ruinas
El Ministerio de Comunicaciones será uno de los mayores beneficiados del nuevo presupuesto, con Q7,140 millones de asignación directa, a lo que se suman Q2,102 millones para el Fondo de Proyectos Viales Prioritarios (FOVIP), 1,000 millones de quetzales para el proyecto Metro y Q1,750 millones para modernización de puertos. En conjunto, más de 12 mil millones de quetzales vinculados a infraestructura.
La pregunta es inevitable: ¿dónde están los resultados de las millonarias inversiones anteriores? Los guatemaltecos siguen circulando por carreteras primarias y secundarias destruidas, caminos rurales intransitables y proyectos inconclusos que se convierten en elefantes blancos. Mientras el gobierno proyecta cifras cada vez más grandes, la ejecución real se diluye entre contratos opacos, obras de baja calidad y mantenimiento inexistente. El resultado: más dinero en los papeles, pero menos asfalto en las carreteras.
CODEDE: millones congelados y saldos acumulados
El proyecto vuelve a asignar Q4,509 millones a los Consejos Departamentales de Desarrollo (CODEDE), la misma cifra que en 2025. Estos fondos deberían destinarse a agua potable, saneamiento, drenajes, caminos rurales, educación y salud. Sin embargo, los CODEDE se han convertido en un símbolo de subejecución y clientelismo político.
Año tras año, millones de quetzales asignados quedan sin utilizar, generando saldos de caja que luego se trasladan como ampliaciones. En teoría, esto debería reforzar la inversión; en la práctica, significa proyectos atrasados, comunidades olvidadas y contratistas beneficiados por intereses locales. Mientras tanto, los problemas básicos permanecen: aldeas sin agua, centros de salud precarios y caminos rurales en abandono.
El congelamiento de los recursos para 2026 no resuelve nada: se mantiene el mismo esquema ineficiente que acumula dinero en cuentas bancarias, pero no transforma la vida de la gente.
Salud y educación: más recursos, mismos rezagos
El presupuesto destina Q16,439 millones para salud y Q32,695 millones para educación, con la promesa de garantizar hospitales equipados, programas de alimentación escolar y gratuidad educativa. Pero las cifras se contradicen con la realidad.
Los hospitales continúan desabastecidos de medicamentos, sin personal suficiente y con equipos obsoletos. En educación, las escuelas presentan infraestructura deteriorada, estudiantes sin condiciones mínimas para aprender y maestros que enfrentan falta de recursos. Los programas de alimentación escolar y útiles gratuitos, aunque importantes, apenas logran cubrir lo básico en medio de una creciente pobreza.
El problema no es solo de asignación, sino de ejecución y corrupción: cada aumento de fondos se diluye entre compras sobrevaloradas, proyectos mal planificados y retrasos en las licitaciones. Así, los 49 mil millones de quetzales combinados para salud y educación se convierten en promesas incumplidas, mientras las familias continúan pagando de su bolsillo lo que el Estado debería garantizar.
Un presupuesto que aumenta deuda y expectativas, no resultados
Para cubrir este plan inflado de Q163 mil millones, el gobierno contempla recurrir nuevamente al endeudamiento, lo que implica una mayor carga para los contribuyentes actuales y futuros. Con un país golpeado por el alza en la canasta básica, la inseguridad y el abandono de la infraestructura, la entrega del presupuesto al Congreso se percibe más como un acto de discurso político que como una respuesta a las verdaderas necesidades nacionales.
En su segundo año de gobierno, Arévalo promete más inversión social y territorial, pero los guatemaltecos siguen enfrentando un panorama de hospitales desabastecidos, escuelas en ruinas, carreteras colapsadas y comunidades olvidadas. La entrega del proyecto de presupuesto no es un logro, sino la confirmación de un modelo de Estado que pide más dinero sin rendir cuentas de lo ya recibido.