Menos inversión y más gasto político
Pese al discurso oficial sobre desarrollo y modernización, el gasto en inversión pública durante el primer semestre de 2025 ha sido uno de los más bajos de los últimos veinte años, según advirtió el Centro de Investigaciones Económicas Nacionales (CIEN). La tendencia, lejos de corregirse, podría profundizarse con el nuevo proyecto de presupuesto 2026 que ya perfila un aumento general sin resolver los desequilibrios estructurales del gasto.
Redacción
En su informe semestral, el CIEN detalla que el gasto en inversión fue apenas del 1.15% del Producto Interno Bruto (PIB) entre enero y junio de este año, un nivel inferior al registrado por los cinco gobiernos anteriores en sus respectivos segundos años.
En contraste, el gasto de funcionamiento —que incluye salarios, viáticos y otros costos operativos— alcanzó el 4.56% del PIB, ubicándose como el tercero más alto desde 2004.
“Lo que se incrementa es el gasto político, no la inversión que genera desarrollo. Eso debe corregirse si se quiere una política fiscal responsable”, advirtió el investigador Jorge Lavarreda.
Más promesas, menos ejecución
Mientras las cifras revelan una baja ejecución en infraestructura y programas productivos, el Gobierno no ha escatimado en ampliaciones presupuestarias. Solo en 2025, el Congreso aprobó un aumento del 4.25% respecto al monto original. En lugar de redireccionar esos recursos hacia inversión, se han diluido en el gasto corriente, en una clara contradicción con las promesas de campaña.
Y ahora, el proyecto de presupuesto 2026 se presenta con un aumento general, pero sin una reestructuración de prioridades. Aumentar el techo de gasto sin resolver el sesgo hacia el funcionamiento solo agrava la dependencia del Estado a un modelo clientelar, poco eficiente y poco transparente.
El patrón se repite
Los datos del CIEN confirman una constante preocupante: cada gobierno gasta más, pero invierte menos. A pesar del cambio de figuras y partidos, la estructura presupuestaria se mantiene prácticamente intacta, centrada en mantener una maquinaria pública que absorbe cada año más recursos sin garantizar resultados.
“Si no se revierten estas tendencias, el país seguirá atrapado en un ciclo donde se promete inversión, pero se prioriza el gasto que rinde réditos políticos inmediatos”, alertó el informe.
El CIEN recomendó al Ejecutivo y al Congreso evitar nuevas ampliaciones y reenfocar el presupuesto hacia áreas críticas. Con el proyecto de presupuesto 2026 ya en marcha, los próximos meses serán clave para saber si el Gobierno decide enfrentar el reto o repetir los errores de sus antecesores.